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Ejecución del comandante de Tequila sacude a la Sierra de Zongolica: el crimen alcanza a los guardianes del orden

El cuerpo desmembrado de Tito Atlahua Macuixtle, comandante municipal, exhibe el colapso total de la autoridad y el dominio de la barbarie en el corazón de Veracruz

Por: Redacción
Orizaba, Veracruz, 8 de octubre de 2025. – Veracruz volvió a estremecerse. La brutalidad se hizo carne y bolsa negra en la carretera federal 123 Orizaba–Zongolica, donde fue hallado el cuerpo desmembrado del comandante de la Policía Municipal de Tequila, Tito Atlahua Macuixtle. El hallazgo, ocurrido en la comunidad de Duraznotla, a unos metros de los límites con el municipio de Los Reyes, marca un nuevo punto de inflexión en la espiral de violencia que carcome a la Sierra de Zongolica.

El cuerpo del mando policial fue encontrado con huellas de tortura, múltiples impactos de bala y fragmentado en bolsas de plástico, una escena que no solo refleja la crueldad de sus asesinos, sino también el mensaje directo a las instituciones de seguridad del estado: nadie está a salvo.

La ejecución de un comandante, símbolo de la derrota institucional

Tito Atlahua no era un civil más. Era la autoridad local, el jefe de la corporación encargada de mantener el orden en Tequila. Su asesinato, perpetrado con una saña desmedida, expone la total vulnerabilidad de las fuerzas municipales frente a un crimen organizado que se mueve impune por los caminos serranos.

Mientras las autoridades “investigan las causas”, los habitantes de Zongolica, Los Reyes y Tequila viven bajo un silencio impuesto por el miedo. Los grupos criminales —que desde hace años operan con control territorial en la región— han convertido las montañas en zonas de nadie, donde la ley se redacta con plomo y los expedientes se sellan con sangre.

La Sierra olvidada: violencia que el gobierno calla

En lo que va del año, la Sierra de Zongolica ha acumulado ejecuciones, desapariciones y enfrentamientos armados que rara vez alcanzan titulares estatales. El crimen del comandante Atlahua es solo la punta visible de una estructura criminal enquistada, alimentada por la corrupción institucional y el abandono gubernamental.

En Tequila, donde la presencia estatal se reduce a patrullas sin gasolina y uniformes parchados, los policías sobreviven entre amenazas, sueldos miserables y la indiferencia de Xalapa. Hoy, la ejecución del jefe policial es un recordatorio brutal de lo que ocurre cuando el Estado se retira: el vacío lo ocupa el terror.

El mensaje detrás del crimen

Fuentes consultadas señalan que el asesinato de Tito Atlahua podría estar vinculado con operativos recientes en la zona contra bandas dedicadas al narcomenudeo y la extorsión. Su ejecución, ejecutada con el sello del crimen organizado, parece más un castigo ejemplar que un simple ajuste de cuentas.

Mientras la Fiscalía mantiene silencio, los familiares del comandante reclaman justicia y protección. La comunidad de Tequila, en duelo, se prepara para sepultarlo con miedo, sabiendo que su muerte podría no ser la última.

Veracruz: el Estado sitiado

Lo ocurrido en Duraznotla no es un hecho aislado: es la radiografía del derrumbe institucional de Veracruz, donde los criminales ejecutan a mandos policiales en carreteras federales y los responsables jamás son detenidos.
La violencia ya no se esconde: se exhibe como trofeo, se graba, se embolsa, se abandona. Y el gobierno, en su silencio, se convierte en cómplice por omisión.

La Sierra de Zongolica, antes sinónimo de identidad y resistencia, hoy es un territorio fracturado por el miedo y el olvido.
Tito Atlahua Macuixtle fue comandante de policía. Hoy, su cuerpo mutilado es símbolo del fin de la autoridad y del inicio de una etapa donde ni los uniformes ni las insignias protegen del horror.

Veracruz sangra.
Y el Estado, una vez más, guarda silencio.

Redacción Reportaje Veracruzano

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