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“Por si acaso”: el subsecretario Eric Domínguez llega a zona de desastre con guaruras mientras el pueblo nada entre el lodo

En medio del sufrimiento y la ruina, el funcionario del gobierno de Nahle se blinda con escoltas, no con empatía

Por Redacción Reportaje Veracruzano
Poza Rica, Ver. — Mientras cientos de familias veracruzanas luchan por rescatar lo poco que les dejaron las inundaciones, el subsecretario de Finanzas del gobierno estatal, Eric Domínguez Vázquez, apareció en la zona de desastre custodiado por tres guaruras armados. Llegó no con ayuda, sino con miedo, como si el dolor del pueblo representara una amenaza.

El reflejo de un gobierno distante

La escena, breve pero poderosa, se convirtió en el retrato más fiel del desfase moral del poder veracruzano.
En una zona devastada donde faltan botas, medicinas, víveres y maquinaria, el representante financiero del gobierno de Rocío Nahle apareció con tres hombres de negro, chalecos antibalas y miradas recelosas.

No hubo abrazos, ni palabras de consuelo, ni promesas de reconstrucción. Solo el eco de los pasos del convoy sobre el lodo endurecido y los murmullos de una población que ya no teme al agua, sino al olvido.

El costo de la desconfianza

Resulta paradójico que quien custodia los números de Veracruz tema caminar entre los veracruzanos. El mensaje es claro: el gobierno se protege de su propio pueblo, y el pueblo, una vez más, queda a la intemperie.

Mientras tanto, las comunidades afectadas claman por atención real, no por visitas fugaces de funcionarios acorazados. El desastre natural expuso, además del fracaso en la prevención, la fractura entre la clase gobernante y la gente que sobrevive con las uñas.

Un blindaje que delata culpabilidad

La presencia de guaruras en una zona donde ni los niños tienen botas de hule resulta más que una precaución: es una metáfora. Quien se protege del pueblo, admite con su actitud que le teme a su juicio.

Eric Domínguez Vázquez no llegó con un plan financiero, ni con recursos de emergencia, ni con soluciones. Llegó a mirar desde lejos el caos que su gobierno no supo prevenir. Llegó “por si acaso”, y ese acaso resume toda la tragedia: el poder teme porque sabe que ha fallado.

En Veracruz, la imagen del subsecretario entre escoltas será recordada no como un gesto de liderazgo, sino como el retrato perfecto del distanciamiento y la soberbia política.
En tiempos de desastre, no hay guarura que proteja de la verdad.

Redacción Reportaje Veracruzano

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