Crudo desastre: casi 5 millones de litros de petróleo envenenan el río Pantepec y exhiben el colapso ambiental y moral de Pemex

Tuxpan, Veracruz.– La naturaleza paga otra vez el precio de la negligencia institucional. Casi cinco millones de litros de petróleo crudo se derramaron en el cauce del río Pantepec, arrasando con la vida acuática, contaminando el agua que beben miles de veracruzanos y exponiendo, con brutal claridad, el rostro más oscuro de Petróleos Mexicanos: una empresa corroída por la omisión, la corrupción y la ineptitud operativa.
El desastre, originado en la comunidad de Citlaltépetl, municipio de Álamo Temapache, fue consecuencia de una ruptura en la red de transporte de Pemex, donde más de 30 mil barriles de hidrocarburo escaparon sin control hacia el río. La mancha negra, densa y silenciosa, avanza ahora hacia Tuxpan, amenazando con contaminar los puntos de captación de agua potable que abastecen a miles de familias.
La Secretaría de Marina activó el Plan Marina, desplegando personal y equipo para intentar contener lo incontenible: un río convertido en corriente tóxica, una arteria vital transformada en cloaca petrolera. A contrarreloj, los elementos instalan barreras de contención en la comunidad de Juana Moza, donde la desesperación crece entre los habitantes. El temor no es abstracto: si el petróleo alcanza las bombas de la CAEV, Tuxpan podría enfrentar una crisis sanitaria de proporciones mayores.
Pero más allá de las cifras, lo que duele es la repetición del desastre. Pemex vuelve a manchar de negro la geografía veracruzana. Vuelve a demostrar que sus ductos, corroídos y obsoletos, son venas rotas que sangran sobre pueblos enteros. Y que sus protocolos de emergencia son, en el mejor de los casos, una simulación burocrática.
Las consecuencias sociales son inmediatas: lanchas inmovilizadas, comunidades incomunicadas, pescadores en ruina y mercados fluviales paralizados. La economía local agoniza mientras los responsables se refugian en comunicados de “control” y “seguimiento técnico”. Control que no existe. Seguimiento que nadie supervisa.
Ambientalistas advierten que el daño ecológico tardará años, incluso décadas, en revertirse. El crudo impregnado en los sedimentos del Pantepec matará peces, aves y microorganismos esenciales para el equilibrio natural del río. Las riberas quedarán marcadas con una cicatriz indeleble, un recordatorio de cómo el Estado mexicano sigue siendo verdugo del propio territorio que debería proteger.
Mientras Pemex promete “remediación” y “saneamiento”, los habitantes de Tuxpan viven en alerta y miedo. Nadie sabe si el agua que llegará a sus hogares en los próximos días estará libre de tóxicos. Nadie confía en los reportes oficiales.
El desastre del Pantepec no solo es una tragedia ambiental: es una radiografía del colapso moral y técnico de la industria petrolera mexicana. Un crimen ecológico que, como tantos otros, amenaza con quedar impune bajo el lodo del silencio institucional.
Redacción Reportaje Veracruzano