Sangre en la fiesta de los muertos: el horror tiñe de luto el Xantolo de Tempoal

Tempoal, Veracruz. — La magia ancestral del Xantolo, orgullo del norte veracruzano y emblema de identidad, fue brutalmente profanada por la violencia la noche del 2 de noviembre. Mientras las comparsas aún resonaban con tambores, máscaras y danzas, las detonaciones de un arma de fuego rompieron el hechizo y sumieron a Tempoal en un espasmo de pánico, miedo y muerte.
Un hombre —aún sin identificar— cayó abatido en plena vía pública, en la calle Eduardo Martínez, a escasos metros del corazón de las celebraciones. Los disparos, secos y repetidos, segaron su vida en cuestión de segundos, mientras el júbilo se transformaba en estampida. Mujeres con trajes típicos corrieron despavoridas, los músicos soltaron sus instrumentos, y los visitantes se refugiaron donde pudieron, entre gritos y confusión.
La policía municipal, desbordada por la magnitud del caos, apenas logró acordonar la zona. Minutos después, arribaron elementos del Ejército Mexicano y personal forense. Las luces de patrullas y ambulancias reemplazaron el resplandor de las velas y los altares. En lugar de incienso, el aire se impregnó del humo de pólvora.
El cuerpo fue levantado por peritos criminalistas y trasladado al anfiteatro regional, donde se le practicará la autopsia de ley. Hasta esta mañana, ni el móvil del crimen ni la identidad de la víctima habían sido esclarecidos.
Este asesinato no solo arrebató una vida: profanó una de las tradiciones más antiguas y sagradas de Veracruz. El Xantolo, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial, fue empañado por la violencia que se niega a soltar al estado. La tragedia de Tempoal es un espejo de lo que se vive en tantas comunidades veracruzanas: un territorio donde ni la muerte tiene paz y ni las tradiciones se salvan de la barbarie.
El Xantolo debía ser unión, memoria y respeto a los que se fueron. Pero anoche, la muerte dejó de ser símbolo y volvió a ser amenaza. Tempoal, el pueblo de los muertos felices, amaneció con el corazón roto y una pregunta que resuena en el aire: ¿hasta cuándo la violencia seguirá profanando nuestras raíces?
Redacción Reportaje Veracruzano
				


