
Por Reportaje Veracruzano
Xalapa, Ver.—
El caos no cayó del cielo: lo provocó el Gobierno. Así lo sentenció —con una contundencia que hoy miles de xalapeños suscribirían— el presidente del Consejo Empresarial Metropolitano (CEM), Bernardo Martínez Ríos, al denunciar el colapso vial monumental que dejó paralizada a la zona sur de la capital este jueves, justo en el arranque del Buen Fin, una de las jornadas comerciales más importantes y rentables del año.

Mientras familias, consumidores y trabajadores quedaron atrapados durante horas en una maraña interminable de vehículos, y mientras otros de plano optaron por bajarse de las unidades de transporte público para caminar entre el tráfico detenido, la pregunta retumbó como un reclamo generalizado:
¿Por qué iniciar obras de “rehabilitación” del puente Las Trancas justo en el peor día posible?
Un Buen Fin convertido en Mal Comienzo
El puente de Lázaro Cárdenas, arteria estratégica que conecta a los principales centros comerciales —Plaza Américas, Ánimas, El Juguete y todo el corredor económico más activo de Xalapa— fue reducido a un embudo mortal por trabajos iniciados de forma intempestiva, sin estrategia, sin alternativas y sin empatía con la ciudadanía.
El resultado:
- miles de familias afectadas,
- negocios perjudicados en su día más fuerte de ventas,
- rutas colapsadas,
- movilidad anulada,
- horas perdidas en un tráfico que pudo evitarse.
Para el líder del CEM, esto no fue un simple inconveniente. Fue un tiro directo contra la economía local.
“Trabajen de noche, reprogramen por etapas… pero no destruyan la ciudad”, exige el sector empresarial
Martínez Ríos fue claro:
El Gobierno tenía alternativas.
Pudo trabajar en horario nocturno, habilitar carriles alternos, dividir la obra por etapas o generar esquemas temporales de movilidad. Pero eligió la ruta más destructiva: cerrar carriles en pleno Buen Fin.

Lo que debía ser una temporada de ingresos vitales para cientos de negocios se convirtió en una pesadilla logística que desincentivó compras, frenó la afluencia y castiga directamente el bolsillo local.
Y aun así, el sector empresarial mantiene la mano extendida: solicita diálogo para que este desastre no vuelva a repetirse.
La pregunta que arde: ¿mala decisión… o mala obra?
La indignación no termina ahí.
El distribuidor vial Las Trancas fue inaugurado en diciembre de 2023 por el entonces gobernador Cuitláhuac García Jiménez, envuelto en discursos, fiesta política y aplausos institucionales.
Menos de dos años después, presenta “rehabilitaciones” urgentes.
¿Qué significa eso?
- ¿Que la obra fue entregada con defectos?
- ¿Que hubo fallas estructurales?
- ¿Que la planeación fue deficiente?
- ¿O que hoy se está “corrigiendo” lo que desde el inicio se había advertido?
Automovilistas han reportado puntos ciegos peligrosos desde que se entregó el distribuidor. Ahora, en un momento crítico para la economía, la obra vuelve a estar en el foco… y no precisamente por su diseño innovador.
El Gobierno actual ordenó cerrar carriles en plena temporada de mayor derrama económica, poniendo a Xalapa de rodillas ante un embotellamiento sin precedentes.
Xalapa merece mejores administraciones, no improvisaciones
Lo ocurrido este jueves es síntoma de un problema más profundo: una administración que no planifica, no consulta, no dialoga y no prevé.
El puente no colapsó.
Colapsó el criterio.
Y con él, una ciudad entera.
Mientras empresas, ciudadanos y comerciantes se esfuerzan por sobrevivir a una economía golpeada, las autoridades parecen decididas a añadirles obstáculos en vez de soluciones.
Hoy, la exigencia es clara:
Que se transparenten las fallas del distribuidor Las Trancas.
Que se expliquen los motivos de su rehabilitación prematura.
Que se asuma responsabilidad por el colapso vial provocado.
Y que nunca más se sacrifiquen los intereses de toda una ciudad por decisiones improvisadas.
Xalapa ya no está para soportar más errores. Está para exigir respuestas. Y esta vez, la ciudad completa está mirando.
Redacción Reportaje Veracruzano



