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COXQUIIHUI SE HUNDE EN EL MIEDO: MECÁNICO ES BALEADO EN SU TALLER Y REAVIVA LA CRISIS DE SEGURIDAD EN LA SIERRA DEL TOTONACAPAN

El ataque ocurrió el último fin de semana de noviembre, pero sus implicaciones sacuden este 1 de diciembre a toda la región.

Coxquihui, Ver.— La violencia volvió a irrumpir sin aviso y sin freno en la Sierra del Totonacapan. Este fin de semana, en la comunidad de Arenal, un mecánico identificado como Tomás “N” fue atacado a balazos dentro de su propio taller por sujetos que, según testigos, entraron como clientes y salieron como verdugos. El caso, lejos de ser un incidente aislado, expone el deterioro brutal de seguridad que vive el norte veracruzano.

El hecho ocurrió alrededor de las 14:00 horas, cuando los agresores fingieron una visita común al establecimiento. Una vez dentro, abrieron fuego directamente contra la víctima, quien cayó gravemente herido mientras los atacantes huyeron sin ser identificados. La escena dejó más preguntas que respuestas y un mensaje contundente: en Coxquihui, cualquiera puede ser el próximo blanco.

Fueron familiares de Tomás quienes, tras escuchar las detonaciones, corrieron hacia el taller para encontrarlo aún con vida. Sin ambulancias disponibles en la zona —un síntoma más de la precariedad institucional— lo trasladaron por sus propios medios al Hospital de Entabladero, en Espinal, donde hasta este lunes su estado se reporta como sumamente grave.

A la clínica llegaron elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y fuerzas federales para “tomar conocimiento” de los hechos, una frase que se ha vuelto costumbre en la región y que cada vez significa menos para las comunidades que exigen resultados y no reportes.

No hay detenidos. No hay línea pública de investigación. No hay claridad. Y, para muchos, no hay esperanza.
Mientras autoridades estatales continúan asegurando que Veracruz “va bien”, municipios serranos como Coxquihui, Espinal, Coyutla y Mecatlán viven bajo un clima donde la violencia se normaliza y la impunidad avanza más rápido que cualquier operativo.

Este 1 de diciembre, el caso de Tomás “N” vuelve a poner en evidencia lo que se intenta minimizar desde los discursos oficiales: la inseguridad ya no es una estadística, es una marca diaria en la vida de los veracruzanos. Y en Arenal, como en tantas comunidades olvidadas, la población sabe que los disparos del fin de semana no fueron un accidente, sino el síntoma de un Estado que llega tarde, llega poco… o no llega.

La familia del mecánico espera un milagro.
Coxquihui, en cambio, espera respuestas.
Y todo Veracruz espera que, de una vez por todas, la violencia no siga siendo la nota obligada de cada amanecer.

Redacción Reportaje Veracruzano

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