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MENDOZA AMANECE BAJO FUEGO: EJECUCIÓN NOCTURNA EXHIBE EL AVANCE IMPARABLE DE LA VIOLENCIA EN LA CIUDAD

Camerino Z. Mendoza, Ver.— La violencia volvió a irrumpir con brutalidad en este municipio serrano, dejando al descubierto el deterioro de la seguridad pública y el vacío de autoridad que desde hace meses inquieta a los habitantes. La noche del lunes, un joven fue abatido a balazos en plena calle, en un ataque tan rápido como letal que dejó a toda una colonia sumida en el miedo.

De acuerdo con vecinos, primero fue una ráfaga seca, insistente, que reventó la tranquilidad nocturna. Después, el silencio espeso: puertas cerradas, luces apagadas y el eco del pánico recorriendo la zona. Cuando los cuerpos de emergencia llegaron, ya nada podía hacerse. El joven —de identidad aún no confirmada— yacía sin vida, víctima de múltiples impactos de arma de fuego.

Elementos de diversas corporaciones policiales acordonaron el perímetro mientras peritos de la Fiscalía Regional trabajaban bajo la luz de lámparas forenses, recolectando casquillos dispersos y levantando cada fragmento de evidencia que pudiera dar pistas sobre los agresores. Como en tantos otros casos recientes, no hubo testigos que quisieran hablar, ni cámaras que mostraran una ruta clara de escape. Otra ejecución limpia, precisa y sin detenidos.

El cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense, donde se espera que sea identificado en las próximas horas. Por ahora, el hermetismo oficial es total: ni identidad de la víctima, ni líneas de investigación, ni posibles responsables. Nada.

Lo que sí queda es la creciente sensación de abandono en la población. En los últimos meses, Camerino Z. Mendoza ha sido escenario de ataques armados, desapariciones y homicidios que, pese a los discursos oficiales, no han encontrado freno. Vecinos señalan que la vigilancia es insuficiente y que los patrullajes llegan tarde, siempre después de los disparos, nunca antes.

Mientras la autoridad mantiene silencio, la colonia donde ocurrió el ataque amaneció bajo resguardo policial. Nadie sale, nadie pregunta, nadie confía. Una comunidad más atrapada en el miedo, en un municipio donde la violencia ya dejó de ser noticia y se convirtió en rutina.

Redacción Reportaje Veracruzano

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