TRIPLE FEMINICIDIO EN TLAPACOYAN DESNUDA EL FRACASO DE LA SEGURIDAD: LA REALIDAD LE EXPLOTA EN LA CARA A LA SSP Y AL GOBIERNO DE ROCÍO NAHLE

Tlapacoyan, Veracruz.— La noche del jueves 4 de diciembre volvió a exhibir, sin filtros ni discursos maquillados, la crudeza de un estado que se cae a pedazos en materia de seguridad. Madre, hija y abuela fueron acribilladas sin piedad dentro de una pequeña tienda de abarrotes en el Barrio de Izapa, mientras la Secretaría de Seguridad Pública presumía en redes sociales supuestos “resultados favorables”. El contraste es brutal. El engaño, evidente. La tragedia, irreparable.
La tienda “Yoselin y Jesús” se convirtió en un escenario de terror cuando hombres armados irrumpieron y dispararon una y otra vez contra las tres mujeres. No hubo aviso, no hubo auxilio oportuno, no hubo autoridad cercana. Solo balas, miedo y una huida inmediata de los agresores que, a estas alturas, siguen libres, como tantos otros en la Veracruz que la administración estatal insiste en calificar —contradictoriamente— como “segura”.
Vecinos escucharon las detonaciones y llamaron a emergencias. Pero la respuesta tardía únicamente permitió confirmar lo inevitable: dos de las víctimas, Karla “N” y Joselin “N”, murieron al instante; la tercera, María Elena, madre y abuela de las anteriores, fue trasladada aún con vida a un hospital, donde minutos más tarde perdió la batalla.
Mientras la escena era acordonada por la Policía Municipal, la SSP y el Ejército —que llegaron cuando ya no había nada qué salvar—, los protocolos se activaron con la frialdad burocrática de siempre: acordonamiento, fichas, papeles, cámaras, cintas amarillas. El operativo de “búsqueda” no arrojó resultados. Nadie detenido. Ningún sospechoso. Ningún avance.
La Fiscalía General del Estado llegó después para realizar diligencias y ordenar el traslado de los cuerpos al SEMEFO. Todo dentro de la rutina institucional que se repite una y otra vez en Veracruz —otra familia destrozada, otro crimen sin resolver, otra carpeta que engrosará las estadísticas de la impunidad.
LAS CIFRAS QUE LA SSP NO QUIERE VER
Mientras tanto, la Secretaría de Seguridad Pública promueve en redes una narrativa triunfalista. Publican “logros”, “operativos”, “acciones contundentes”, propagando una realidad paralela que se desmorona con cada asesinato, con cada feminicidio, con cada víctima que no llega viva al hospital.
Este caso es un golpe directo al discurso oficial. No se trata de un homicidio aislado. Es un triple feminicidio perpetrado en una zona donde las fuerzas de seguridad presumen presencia permanente. ¿De qué sirve tanto anuncio si la gente sigue cayendo como si nada? ¿Dónde están esos resultados “favorables” que tanto pregonan?
UN GOBIERNO INCAPAZ DE MIRAR DE FRENTE LA VIOLENCIA
Para la administración de Rocío Nahle, la realidad es incómoda. Violenta. Difícil de esconder. Pero ahí está: familias enteras siendo ejecutadas en comercios locales sin que nadie pueda defenderlas. La impunidad no es una percepción; es un sistema que opera a plena luz del día.
Tres mujeres asesinadas dentro de su propio negocio hablan más fuerte que cualquier boletín oficial. Hablan de abandono. De incapacidad. De un estado donde el crimen avanza más rápido que la respuesta gubernamental.
Hasta este momento, no hay detenidos. No hay responsables. No hay justicia.
Solo queda un mensaje devastador: en Veracruz, ni siquiera la familia dentro de su tienda está a salvo, mientras el gobierno intenta sostener un relato que se desmorona con cada cadáver.
Y la pregunta que queda es clara, urgente e inevitable:
¿Cuántas tragedias más necesitará la administración estatal para dejar de presumir “buenos resultados” y empezar a actuar donde realmente importa?
Redacción Reportaje Veracruzano



