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La herida que no cierra: la FGR reactiva el expediente Duarte por robarle la salud a Veracruz

La historia de Javier Duarte de Ochoa se niega a clausurarse. Cuando el exgobernador de Veracruz ya calculaba calendarios y soñaba con una liberación anticipada en 2026, la Fiscalía General de la República volvió a colocarle un candado judicial: una nueva denuncia por peculado, ahora por el desvío de recursos federales destinados al sector salud. No es un expediente menor. Es, quizá, uno de los rostros más crueles del saqueo.

La FGR confirmó que la imputación ya fue presentada ante un juez federal del Reclusorio Norte y deriva de investigaciones de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción. El señalamiento es directo y grave: fondos etiquetados para hospitales, medicinas y atención médica fueron presuntamente desviados durante el sexenio duartista, en una de las áreas más sensibles para la población veracruzana.

Este nuevo golpe judicial no llega en el vacío. Ocurre justo después de que Duarte solicitara su libertad anticipada tras haber cumplido buena parte de su condena por lavado de dinero y asociación delictuosa. Con esta nueva imputación, la Fiscalía abre la puerta a solicitar prisión preventiva y, en los hechos, a frenar cualquier intento de salida anticipada del exmandatario.

Pero el trasfondo es aún más inquietante. De acuerdo con fuentes ministeriales, esta denuncia podría ser apenas la primera ficha que se mueve en un tablero mucho más amplio: alrededor de cien carpetas de investigación permanecen abiertas por presuntos desvíos cometidos durante el gobierno de Duarte en Veracruz. Cien historias posibles de dinero público evaporado, de programas mutilados y de un estado saqueado desde el poder.

No es un dato menor que el delito ahora investigado esté ligado a la salud. Bajo el gobierno de Duarte, Veracruz fue escenario de hospitales sin insumos, pacientes sin tratamientos y denuncias que dieron la vuelta al país. Hoy, esa tragedia social vuelve a tener eco en los tribunales federales.

Hace apenas unas semanas, una jueza federal ya había negado la libertad anticipada al exgobernador, al determinar que no cumplía con los requisitos legales y que aún arrastraba procesos pendientes. La nueva acusación confirma que el expediente Duarte está lejos de cerrarse y que la promesa de justicia sigue siendo una deuda viva.

La pregunta incómoda no es si Duarte acumuló delitos —los expedientes se multiplican—, sino cuánto más tendrá que revelarse para que el saqueo de Veracruz deje de ser solo una crónica del pasado y se convierta, de una vez por todas, en una lección de justicia sin atajos ni pactos. Porque cuando el robo alcanza a la salud, la corrupción deja de ser un número y se convierte en muerte, abandono y memoria que no prescribe.

Redacción Reportaje Veracruzano

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