UN MILLÓN DE PESOS ROBADOS A PLENA LUZ DEL DÍA: CHINAMECA, TIERRA FÉRTIL PARA LA IMPUNIDAD ARMADA

Redacción | Chinameca, Veracruz
Chinameca vuelve a aparecer en el mapa rojo de Veracruz, no por una acción efectiva del Estado, sino por la descarada audacia del crimen. Un robo con violencia cometido en una gasolinera del municipio dejó al descubierto, una vez más, la fragilidad absoluta de la seguridad pública: delincuentes armados se llevaron un automóvil Renault y aproximadamente un millón de pesos en efectivo sin que nadie pudiera —o quisiera— detenerlos.
Los hechos ocurrieron a plena luz del día. Sujetos armados interceptaron a las víctimas y las despojaron del vehículo en el que se transportaba una fuerte suma de dinero, presuntamente retirada horas antes en Acayucan. La hipótesis es tan inquietante como recurrente en el sur de Veracruz: las víctimas habrían sido seguidas, vigiladas, marcadas, y el atraco se ejecutó justo cuando las condiciones eran óptimas para huir sin resistencia.
El dato no es menor ni casual. ¿Cómo sabían los delincuentes del dinero? ¿Quién filtró la información? ¿Desde cuándo se normalizó que mover efectivo en esta región sea una sentencia de asalto?
Tras el atraco, se desplegó el ya conocido “operativo reactivo”: patrullas, sirenas, retenes improvisados y comunicados de rigor. Testigos indicaron que los responsables huyeron con dirección a Oteapan, activándose supuestas alertas regionales. Resultado final: cero detenidos, cero recuperaciones, cero respuestas.
Un millón de pesos desapareció como si nada. Un automóvil robado circuló impunemente por carreteras vigiladas solo en el discurso. Y la ciudadanía volvió a quedarse con la misma pregunta que se repite tras cada hecho violento:
¿De qué sirven los operativos si siempre llegan tarde y nunca alcanzan a nadie?
Este no es un caso aislado. Es un síntoma. Chinameca y la región sur siguen siendo territorio cómodo para el delito, donde los criminales operan con información, logística y una certeza perturbadora: la impunidad está garantizada.
Mientras las autoridades contabilizan el robo como un número más en sus estadísticas, la realidad es brutal: el crimen organizado o común se mueve con más inteligencia, rapidez y coordinación que las corporaciones encargadas de combatirlo.
La pregunta final es inevitable y urgente:
¿Cuántos millones más deben robarse, cuántos ciudadanos más deben ser sometidos con violencia, para que la seguridad en Veracruz deje de ser una simulación?
Redacción Reportaje Veracruzano



