CÓDIGO ROJO EN OMEALCA: NARCOVIOLENCIA DESATA ATAQUE FRONTAL CONTRA LA POLICÍA ESTATAL EN MATATENATITO

¿Quién manda en Veracruz? Mientras el Estado presume “coordinación” entre fuerzas armadas, los criminales disparan impunemente contra instalaciones oficiales.
Omealca, Ver. – La tarde de este jueves, el Estado mexicano volvió a ser humillado con fuego y plomo: un comando armado atacó directamente la base de la Policía Estatal ubicada en la comunidad de Matatenatito, perteneciente al municipio de Omealca. El saldo preliminar: al menos un elemento gravemente herido, un despliegue desesperado de fuerzas federales, y una ciudadanía aterrorizada que ya no sabe en quién confiar.
El Código Rojo se activó de inmediato, como si con eso bastara para frenar la osadía de quienes hoy tienen el control real del territorio. De manera frenética, fueron enviados a la zona elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, de la Defensa Nacional (SEDENA), la Marina (SEMAR), la Guardia Nacional, y unidades de emergencia. Pero como siempre, llegaron después de los disparos.

El ataque fue directo, calculado y ejecutado con absoluto desprecio por la autoridad. No se trató de una emboscada en un camino solitario. Fue un ataque a una instalación oficial del Estado mexicano. Un golpe simbólico y táctico que deja en evidencia el nivel de poder y organización de los grupos criminales que operan impunemente en esta región del sur de Veracruz.
Hasta el momento, el hermetismo es la estrategia. Las autoridades no confirman ni desmienten si hay muertos entre los policías. Se limitan a repetir la fórmula vacía: “se investigan los hechos”. Mientras tanto, el pueblo vive en zozobra y silencio, rodeado por retenes, balaceras y helicópteros que llegan tarde y se van pronto.
¿Dónde quedó la “coordinación interinstitucional” que tanto promueven en boletines oficiales? ¿De qué sirve tanta fuerza pública si no puede evitar que una base policial sea atacada a plena luz del día?
Este ataque no sólo es un acto de violencia, es un mensaje claro: los grupos criminales no temen enfrentarse al gobierno, porque saben que la respuesta será tardía, ineficaz y maquillada.
Mientras tanto, el gobernador guarda silencio, y los altos mandos repiten como disco rayado: “estamos reforzando la seguridad”. ¿Qué más se necesita para admitir que Veracruz vive un colapso de gobernabilidad en regiones enteras como Omealca?
¿Cuántos códigos rojos más deben activarse para que se entienda que el verdadero estado de derecho ya no existe en muchos municipios?
¿Cuántos ataques más deben ocurrir para que alguien acepte que el crimen organizado ha infiltrado y desafiado abiertamente al poder?
Hoy en Matatenatito no se disparó sólo contra una base policial. Se disparó contra la credibilidad de un sistema de seguridad que hace agua por todos lados. Y mientras eso ocurre, la gente —la misma que paga impuestos, que trabaja y que vive con miedo— sigue esperando justicia… o al menos una verdad.
Redacción Reportaje Veracruzano