Una mujer fantástica. Paloma Silva, mujer trans y activista brasileña, inspiró a la protagonista de Paloma (2022), de Marcelo Gomes. “Tengo una familia maravillosa –señala–, que siempre me aceptó; por ello, mi proceso de transición fue de lo más natural; sin embargo, siempre tenía y sigo teniendo el mismo miedo que toda transexual: salir a la calle y ser asesinada por el simple hecho de ser lo que soy”. En la ficción que propone Gomes a partir de dicha experiencia, Paloma (Kika Sena, estupenda) tiene una ilusión más fuerte aún que ese miedo: desea contraer matrimonio religioso con su compañero sentimental, el trabajador albañil Zé (Ridson Reis), quien por amor acepta afrontar, en un primer tiempo, la previsible condena social que habrá de provocar esa decisión. Si conquistar el derecho al matrimonio civil igualitario supone un combate sin tregua contra la intolerancia y el repudio social, lo que pretende aquí Paloma es un abierto desafío a un sacramento religioso, en principio intocable. Así lo percibe buena parte del pueblo en Pernambuco, en el nordeste brasileño, donde viven Paloma y su pareja, y las consecuencias no tardan en manifestarse, ya sea por rumores maliciosos o por violencia extrema.
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