▲ Fotograma de la película inspirada en la vida del deportista Daniel Ortiz.
Jorge Caballero
Periódico La Jornada
Martes 27 de febrero de 2024, p. 8
El gusto por el cine de luchadores en el director Eduardo Valenzuela anidó en sus cromosomas desde la infancia. Asomó cuando comenzó a filmar su ópera prima, El Halcón, que cuenta la historia del enmascarado de este nombre, quien tiene que salir del tranquilo retiro de taquero para enfrentar al crimen organizado que se ha adueñado de México, en un contexto donde el pancracio es actividad ilegal.
Para acabar con el jefe de los hampones, El Halcón debe hacer tándem con una mujer policía fanática del encordado, porque, además de todas las penurias, su hijo ha sido plagiado.
En entrevista con La Jornada, Valenzuela comparte: “Mi generación creció viendo un solo canal de televisión y, como muchos, me la pasé viendo una y otra vez las películas de luchadores; todas las de El Santo, hasta las de Tinieblas y Alushe. Por supuesto, Chespirito también fue una gran compañía en la niñez. En mi mente siempre tuve la idea de reinventar un superhéroe mexicano; después, y con la globalización, México y el mundo se inundaron con todos los superhéroes gringos. Lo que yo quería era continuar con la tradición de las cintas de luchadores mexicanos, con un superhéroe más humano, y El Halcón representa la justicia, con sus virtudes y defectos como cualquier ser humano, pero al final prevalece la parte buena”.
Sobre el meollo de la historia, comenta: A pesar de los problemas de inseguridad y la falta de impartición de justicia en el país, en la población somos más las personas buenas que los dedicados al crimen organizado, al narcotráfico y a delinquir. Hay que demostrar que el mexicano está haciendo cosas my chingonas en todos los ámbitos, que somos gente buena y luchona, donde todos podemos ser un héroe sin capa
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El Halcón está dotado con los fundamentos del héroe homérico con salpicaduras del antihéroe. “Trabajo hace 25 años en la industria audiovisual –series, contenidos y documentales–. Gracias a este trabajo aprendí a ser productor, hice una investigación intensa durante dos años, entrevisté a luchadores retirados, actuales y jóvenes que aspiran a ser parte de este oficio, incluso fui a la tortería del Súper Muñeco y de ahí surgió la idea de que El Halcón fuera taquero. También tomé clases de lucha libre en la Arena México, donde me dieron una tunda. A final de cuentas, quiero que las historias que sean lo más auténticas posibles, por eso me tomé el tiempo para delinear bien al personaje de El Halcón y realmente meterme en la sique del luchador, quien cuando se pone la máscara se trasforma, se convierte en otra persona, y cuando no la porta es un ser humano común y corriente”.
Todos los niños querían estar en el pancracio
En la charla interviene el actor Guillermo Quintanilla, quien da vida al propio Halcón. Señala: “El cine de luchadores y la lucha libre ya son parte de la cultura mexicana. Desde que uno es niño sabe que hay enmascarados, sin máscara, rudos, técnicos y exóticos. En Nuevo Laredo, donde nací, a dos cuadras de mi casa, de niño me iba todos los lunes a ver cine de lucha libre porque los enmascarados eran nuestros héroes de carne y hueso, pues los veíamos en la pantalla y también en el ring. Veíamos a Blue Demon, Mil Máscaras, Tinieblas y El Santo lanzarse en el aire y aplicar llaves; todos los niños queríamos ser como ellos, no lo conseguí. Me volví actor y ahora la vida me embiste poniéndome la máscara de El Halcón para conseguir cumplir ese sueño”.
Prosigue: “Sentí el poderoso influjo de la máscara; sentí que me poseía el espíritu de El Santo. Quien se pone la máscara vive esa dualidad, hasta el tono de voz se altera y se comporta de manera impecable. Por supuesto, nadie puede traer la máscara 24 horas al día. Cuando te la quitas es otro rollo, diferente te comportas, como el resto de las personas”.
Quintanilla agregó sobre su personaje: “Mi trabajo como actor es robar muchas personalidades y para este hurté varias, desde la de El Santo hasta la de Blue Demon para meterlas en El Halcón”.
El director retoma la palabra y dice que en la investigación que hizo para hacer su debut descubrió entre otras cosas, que “Daniel Ortiz, El Halcón original, en quien está basada la película, es una de las personas más dulces que he conocido, y trasladarlo a la pantalla es de lo más difícil a que me he enfrentado. Daniel Ortiz, campeón nacional de lucha grecorromana, participó en juegos panamericanos y detrás de él hay una persona hermosa.
El Halcón, la película, es una analogía para todos los que una vez que nos quitamos la máscara dejamos descubiertas personas sorprendentes en la mayoría de los casos”.
Como colofón, Valenzuela adelanta: “El Halcón siempre fue pensada como trilogía. Ésta es la historia del padre y las dos restantes serán la historia del hijo; esperamos hacerlas, si se convierte en una serie o en dibujos animados. Lo que busco como director es conectar con la mayor audiencia posible; creo que es posible por la autenticidad, lúdismo y que le hablen directo al público mexicano, y El Halcón tiene los arrestos para lograrlo”.
La cinta buscará aplicarle una llave a la segunda parte de Dune: ambas se estrenarán el 29 de febrero.
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