Álamo Temapache, Ver. – La inseguridad en Álamo ha alcanzado niveles críticos, y la alcaldesa morenista Blanca Lilia Arrieta Pardo parece incapaz de tomar el control de una situación que amenaza tanto a los residentes como a los visitantes de esta región. A solo horas del último reporte de ponchallantas en dos puntos estratégicos del municipio, la falta de una respuesta efectiva por parte de la administración municipal sigue exponiendo a la ciudadanía a riesgos que ya se consideran insostenibles.
En un hecho que refleja el caos reinante, automovilistas alertaron sobre la presencia de estos peligrosos artefactos en la carretera Álamo-Tuxpan, a la altura de la localidad El Aguacate, y sobre el tramo Álamo-Potrero del Llano, entre Adalberto Tejeda y Tierra Blanca. Incluso, una patrulla estatal quedó inservible al ser víctima de estos mismos ponchallantas, en un hecho que demuestra cómo la propia seguridad pública está tan desprotegida como los ciudadanos.
La alcaldesa Arrieta Pardo, perteneciente al partido Morena, ha mostrado una pasividad alarmante ante esta crisis de inseguridad que ya lleva meses extendiéndose por la región. ¿Dónde está la autoridad local cuando los delincuentes actúan impunemente? La ineficacia de su gobierno no solo se refleja en su incapacidad para prevenir actos vandálicos, sino en la inexistencia de planes concretos para salvaguardar una región clave para el turismo y la industria citrícola.
¿Qué más debe ocurrir en Álamo para que la alcaldesa actúe con determinación y garantice la seguridad de sus ciudadanos?
El despliegue de ponchallantas en las carreteras más transitadas no es un hecho aislado, es el síntoma de una problemática más grande: un municipio hundido en la inseguridad y sin liderazgo efectivo para hacerle frente. La carretera Álamo-Tuxpan, una arteria vital para la economía local y el turismo, ha sido convertida en un campo minado que obliga a los automovilistas a tomar precauciones extremas, cuando debería ser una ruta segura bajo la supervisión de las autoridades.
La capital mundial de la naranja se ve envuelta en un constante estado de alerta, donde el miedo predomina sobre cualquier intento de disfrutar de los atractivos turísticos de la región. Pero ¿qué hace la alcaldesa Blanca Lilia Arrieta Pardo? Hasta ahora, poco o nada. La respuesta municipal es inexistente.
Redacción Reportaje Veracruzano
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