En el estado de Veracruz la travesía de las campañas políticas pasó de ser una contienda a una guerra, y lejos de resolver el bien común los políticos se olvidan de lo que realmente importa, que es el pueblo.
En todo México hay varios estados que guardan grandes porcentajes del padrón electoral y en el lugar número cuatro se encuentra Veracruz, por tal motivo los ataques entre los candidatos y la “guerra mediática” se ha intensificado.
Mientras dos bandos se encuentran bien definidos y con gran número de militantes, unos por convicción y otros por conveniencia, actualmente las encuestas sólo definen la ilusión del PRIAN y de una 4T nutrida de candidatos que desconocen de la política así como “camaleones políticos” del PRI en Morena, como los virtuales ganadores de las encuestas que los favorecerían en las que serían las elecciones mas reñidas de la historia de Veracruz.
EL PRI “GANÓ PERO PERDIÓ”
Aunque todo indica que el PRI no volverá a ganar jamás en Veracruz después de Javier Duarte de Ochoa, una gran cantidad de arribistas del PRI “inocentes y pecadores” para estas próximas diputaciones aterrizaron en Morena y en estás elecciones que se avecinan aunque pierda el PRI y gane Morena, ya los intereses priístas estarán en “puerto seguro” con los candidatos en Morena del PRIAN que ya se están saboreando la victoria, no tanto por sus logros políticos o en una discusión de filosofía, sino por el color guinda que los acobija bajo los ciegos términos de la Cuarta Transformación.
Algo muy peculiar ocurre en Veracruz ya que más que una contienda electoral es una batalla por el control del poder bajo las condiciones menos apremiantes para los veracruzanos, ya que por un lado se encuentra Norma Rocío Nahle García, candidata de Morena por el Estado de Veracruz la cual nació y vivió toda una vida en Zacatecas y desconoce las necesidades de los veracruzanos, así como también se ha vuelto objeto de constantes señalamientos fundamentados de corrupción, pero del otro lado se encuentra la “mafia del poder”.
EL PRIAN QUIERE VOLVER A GOBERNAR VERACRUZ
Contrario a Norma Rocío Nahle García y del otro lado se encuentra José Francisco Yunes Zorrilla, amigo de Luis Videgaray Caso, uno de los principales colaboradores de Enrique Peña Nieto, y quien fue, digamos, el jefe político de aquella supuesta generación dorada de la fotografía famosa de 2012 con los “nuevos talentos” del tricolor. Retratados en esa histórica fotografía de corrupción fueron capturados en esa gráfica Javier Duarte (en prisión), César Duarte (en prisión), Beto Borge (en prisión), Rodrigo Medina (en proceso penal), además de otros representantes de la misma índole.
Actualmente José Yunes Zorrilla se vende como el “redentor” de la política veracruzana, capaz de sacar del Palacio de Gobierno en Enríquez Sin Número, a Cuitláhuac García Jiménez y a todos los miembros de ese movimiento.
Pero a José Yunes, a quienes sus amigos le dicen Pepe, se le olvida que proviene de un partido que se encuentra en proceso de morir y rumbo al cementerio, políticamente hablando.
Se le olvida que cuando pudo hacer cambios desde el Senado y desde la Cámara de Diputados a nivel federal, prefirió siempre ponerse del lado de los intereses personales y de grupo, y no de todos los veracruzanos que esperaban grandes cambios a partir de su llegada como congresista.
Lamentablemente para el PRIAN a José Yunes se le liga con el peor gobernador que Veracruz ha tenido en su historia, Javier Duarte de Ochoa, se le liga directamente con Enrique Peña Nieto, con Luis Videgaray, con Aurelio Nuño, con Emilio Lozoya Austin, el exdirector de Pemex, así como a verdaderos pillos priistas de Veracruz y de México.
Desde su posición acomodada de nacimiento, José Yunes Zorrilla siempre ha sido un júnior, cuyo padre en extremo trabajador se dedicó amasar una gran fortuna, que puso a disposición de sus hijos desde Perote.
Yunes Zorrilla realmente nunca ha tenido hambre, ni de pequeño, pero tampoco de político, perteneciendo a una clase que se fue jalando hasta llegar a los encargos públicos.
En la campaña en la que fue candidato a Gobernador en 2018, él y su partido fueron lanzados hasta el tercer lugar con poco más de 500 mil votos, que representó el 13% de la votación y con lo que el pueblo veracruzano demostró el hartazgo que tenían contra el PRI.
Recientemente José Yunes Zorrilla se volvió a aliar con uno de los impresentables de la política mexicana, como él, ya que es cercano al presidente nacional del PRI, “Alito” Moreno, quien lo ungió como candidato a la gubernatura de este 2024.
De no ser por “los otros Yunes”, los de Boca del Río, que reaparecieron en la escena política veracruzana, la campaña de Pepe Yunes estaría realmente por los suelos. Los “otros Yunes”, los de Boca del Río, han mostrado que son buenos operadores en el nuevo renacer veracruzano, pero nada garantiza que logren arrastrar tras de sí a la rémora de la política local. Definitivamente, la personalidad, la campaña tan guanga y las relaciones nacionales de José, no hacen creer que pueda llegar a la gubernatura de su estado.
Todo esto ha ocurrido mientras del otro lado se han llegado a conocer los malos negocios en su momento de los familiares y cercanos a Rocío Nahle en la construcción de Dos Bocas, así como el señalamiento de corrupción que hace directamente Arturo Castagné Couturier a Nahle y que ha envuelto a Norma Rocío un blanco de decepción hacía los estatutos que rigen la Cuarta Transformación.
“La moneda se encuentra en el aire” y a pesar de que la “maquinaría de gobierno” le pudiera dar ventaja a Nahle García, Veracruz es un estado que siempre ha destacado por sus sorpresas en el ámbito político.
Hipólito Deschamps Espino Barro apenas si palpa esta contienda electoral, no representando riesgo alguno para las encuestas de Norma Rocío Nahle García ni tampoco de Jose Francisco Yunes Zorrilla.
Columna Reportaje Veracruzano
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