Poza Rica, Ver., (28 de septiembre de 2024). – Los recientes cambios en la cúpula de la Policía Municipal y la delegación de Seguridad Pública Estatal de Poza Rica no son más que una medida desesperada frente a la creciente sospecha de complicidad entre las fuerzas del orden y el crimen organizado. El nombramiento de Ramiro Márquez Oliverio como nuevo comisario en sustitución de Iván Hernández Almeida, alias “Monky”, y de Crescencio Eduardo, alias “Cedro”, como segundo al mando, así como la llegada del oficial con distintivo “Kate” a la delegación estatal en lugar de María Isabel Mar Juárez, forman parte de una supuesta “reestructuración” para fortalecer la seguridad en la región. Sin embargo, los hechos detrás de estos movimientos cuentan otra historia.
La policía de Poza Rica se encuentra en el ojo del huracán tras el operativo del 24 de septiembre, en el que dos elementos fueron detenidos y tres más lograron fugarse. Este operativo no es cualquier caso rutinario. Elementos armados, presuntamente con vínculos en la propia policía, secuestraron a un hombre que fue encontrado gravemente herido por arma blanca. Antes de morir, este individuo dio la ubicación de varias casas de seguridad, lo que permitió las capturas.
Pero la controversia no termina ahí. Apenas un día después, el 25 de septiembre, la Secretaría de Seguridad Pública concentró a Iván Hernández Almeida, alias “Monky”, y a María Isabel Mar Juárez, quienes ahora están siendo sometidos a pruebas de control y confianza, lo que levanta serias preguntas sobre su posible complicidad con los ex elementos capturados.
Esto no es un hecho aislado. Bajo la administración del alcalde Fernando Luis Remes Garza, la policía de Poza Rica ha sido señalada repetidamente por sus presuntos nexos con la delincuencia organizada. ¿Cuántos casos más de connivencia encubierta se necesitan para que las autoridades actúen de manera efectiva y no sólo con cambios de mando cosméticos?
La reestructuración en curso no es más que una cortina de humo para distraer a la ciudadanía de la verdadera crisis: la colusión entre los guardianes del orden y los criminales. ¿Hasta cuándo seguirá Poza Rica sumida en esta espiral de corrupción y violencia? ¿Hasta cuándo las autoridades se atreverán a destapar la verdad y a cortar de raíz los vínculos que manchan de sangre la seguridad pública?
Redacción Reportaje Veracruzano
Compartir esta nota