Un brutal ataque a balazos en la tortillería La Auténtica de Poza Rica, Veracruz, dejó un hombre sin vida y otro herido
En un atroz acto de violencia que estremeció a la ciudad de Poza Rica, Veracruz, el bullicioso trajín de la tortillería La Auténtica se vio abruptamente interrumpido por el estruendo de disparos que resonaron en el bulevar Central Poniente, cerca de la intersección con la calle Salamanca, en la colonia Petromex.
A las 17:07 horas de este martes fatídico, la rutina se convirtió en caos cuando individuos desconocidos, emisarios de la oscuridad, irrumpieron en el establecimiento, desatando una descarga infernal de balas sobre un hombre indefenso.
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El temor y la consternación se apoderaron de los presentes, mientras que el clamor de sirenas anunciaba la llegada de la autoridad. Tanto la policía municipal como la estatal convergieron en el lugar de los hechos, ansiosos por restaurar el orden en medio del caos que había desatado este despiadado acto criminal. Sin embargo, la fatalidad ya había cobrado su precio, y el hombre, identificado como “El Gordo”, yacía sin vida, su destino sellado por la violencia despiadada que permea las calles de la ciudad.
Se dice que “El Gordo”, un hombre cuya vida parecía haber tomado un nuevo rumbo tras renunciar a su puesto en la tortillería hace apenas un mes y medio, regresó al lugar que alguna vez llamó su hogar laboral en busca de un reencuentro con su pasado. Pero el destino, caprichoso y cruel, tenía otros planes. Un individuo armado, acompañado por cómplices que acechaban desde una camioneta, irrumpió en el local, segando la vida de “El Gordo” con una ferocidad despiadada.
El horror no se detuvo ahí. Un compañero de trabajo, atrapado en el fuego cruzado, resultó herido en la cintura, convirtiéndose en testigo involuntario de la brutalidad que asolaba el lugar. Afortunadamente, los paramédicos de SRPI llegaron a tiempo para brindarle los cuidados necesarios.
En respuesta a esta tragedia sin sentido, las autoridades implementaron un riguroso protocolo de seguridad, acordonando la zona para preservar la escena del crimen y garantizar la seguridad de los transeúntes. Los comerciantes adyacentes, sumidos en un estado de shock y temor, cerraron sus puertas, mientras que el flujo vehicular se desviaba hacia rutas alternativas, guiado por el pulso firme de los agentes que velaban por la seguridad de la comunidad, y que no pudieron detener la tragedia.
En un gesto de solidaridad y apoyo, efectivos de la Secretaría de Marina se sumaron a los esfuerzos de las autoridades locales, ofreciendo su valiosa experiencia y recursos para enfrentar este flagelo que amenaza la paz y la seguridad de la ciudad. En medio del caos y la desesperación, la comunidad se aferra a la esperanza de que la justicia prevalezca y que los responsables de este acto vil sean llevados ante la ley para responder por sus crímenes, como pocas veces a sucedido.
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Redacción Reportaje Veracruzano