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El procurador fiscal de Nahle: un hombre con una oscura sombra de presunta violación

La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, no da un paso sin revisar a fondo a su equipo, sin analizar su pasado y sin asegurarse de que le sean leales. ¿Cómo es que no se enteró de que su flamante procurador fiscal, Luciano Cervantes Jiménez, enfrentó una denuncia por violación sexual en 2014?

O peor aún: ¿sí lo supo y aun así lo premió con el cargo?

El expediente de la impunidad

Luciano Cervantes no es un desconocido en los círculos de poder. Su nombre ha figurado desde hace décadas en las estructuras gubernamentales de Coatzacoalcos. Pero su historial tiene una mancha que jamás debió haber sido ignorada.

En 2014, cuando fungía como director de Contabilidad en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, una empleada de la Tesorería lo denunció por violación sexual. Su testimonio es aterrador:

> “Me levantó de la silla, me besó, me abrazó, me llevó al baño, me despojó de mi ropa. No le importó que estaba llorando. Me recargó sobre el lavabo del baño, se bajó su pantalón, me introdujo su p*ne”.



La denuncia quedó asentada en la investigación ministerial 021/125/2014. Sin embargo, la Fiscalía de Veracruz nunca investigó a fondo el caso. No se realizaron peritajes, no se recogieron testimonios ni se practicaron pruebas médicas. Simplemente, un año y medio después, la fiscalía decretó la no acción penal.

Para sellar la impunidad, la víctima jamás fue notificada de la decisión. ¿Por qué? Porque el sistema de justicia de Veracruz no actúa para las víctimas, sino para proteger a los suyos.

La sombra de la corrupción y la impunidad

Este es el hombre que Rocío Nahle decidió colocar al frente de la Procuraduría Fiscal del Estado.

Este no es un error de evaluación. Es un pacto de impunidad.

Luciano Cervantes forma parte de la maquinaria de corrupción que ha operado en Veracruz durante décadas. Fue hombre de confianza del priista Joaquín Caballero Rosiñol, señalado por manejos turbios en la Tesorería de Coatzacoalcos. Se le identificó como pieza clave en el desvío de recursos durante la gestión de Marcelo Montiel Montiel.

Y ahora, gracias a Nahle, ha sido premiado con el control de la Procuraduría Fiscal, un puesto estratégico en la ingeniería financiera del saqueo estatal.

¿Qué hará Nahle? ¿Proteger a un violador o limpiar su administración?

La gobernadora ya no puede fingir que no sabe. La denuncia de 2014 contra su procurador fiscal es un escándalo que pone en entredicho su discurso de “no tolerar la corrupción y la impunidad”.

Si Nahle mantiene a Cervantes en el cargo, estará enviando un mensaje devastador: su gobierno no solo protege a políticos corruptos, sino también a presuntos violadores.

Este caso no se va a enterrar. La pregunta es si Rocío Nahle será cómplice o dará un golpe de autoridad.

Redacción Reportaje Veracruzano

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