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Balas, persecución y abandono entre matorrales en Ángel R. Cabada

Ángel R. Cabada, Ver. — La tranquilidad de la comunidad rural de El Panatlán fue destrozada la noche del miércoles 23 de abril, cuando una escena digna de una película policiaca dejó a los habitantes envueltos en pánico. Una persecución con detonaciones de arma de fuego desató el caos en este pequeño rincón del municipio de Ángel R. Cabada, donde la inseguridad volvió a dejar su huella.

Todo comenzó con una denuncia ciudadana. Vecinos alarmados marcaron al 911 tras escuchar disparos al aire y notar la presencia de sujetos en aparente estado de ebriedad. Las detonaciones no solo interrumpieron el silencio habitual del poblado, sino que sembraron el miedo entre familias enteras que buscaron resguardo en sus casas.

En respuesta al llamado, la patrulla SPM-07 de la Policía Estatal, bajo el mando del comandante Luis Arturo Zamudio Cuevas, acudió al sitio. La llegada de los oficiales no fue bien recibida por los responsables, quienes inmediatamente abordaron un vehículo Volkswagen Jetta blanco y emprendieron la huida, dando inicio a una peligrosa persecución.

Lejos de rendirse, los sujetos optaron por escalar el nivel de violencia. En un intento por evadir la justicia, dispararon contra los agentes estatales desde su vehículo en movimiento. La situación escaló al punto de poner en riesgo la vida de los oficiales, quienes lograron resistir sin ser alcanzados por las balas.

La persecución culminó en el campo deportivo de El Panatlán, donde el conductor del Jetta abandonó el automóvil y se internó en la maleza, perdiéndose entre los matorrales bajo la oscuridad de la noche. El vehículo fue asegurado por las autoridades y trasladado a la Fiscalía Regional, donde se abrió una carpeta de investigación para localizar al agresor fugitivo.

Aunque no se registraron heridos ni bajas, el mensaje es claro: la violencia armada sigue alcanzando a las comunidades rurales de Veracruz, donde la presencia de la autoridad es frágil y la impunidad continúa respirando con fuerza. Mientras tanto, los vecinos de El Panatlán despiertan con un nuevo temor: saber que el peligro pudo estar —y quizá aún esté— al otro lado de su ventana.

Redacción Reportaje Veracruzano

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