La Impunidad Reina en Tuxpan: Los Casos de Rubén Cruz Sagastume, Víctor Poisot Bermejo y Josué “El Chucky” Cruz Martínez Exponen un Puerto en llamas

Tuxpan, Veracruz, 12 de abril de 2025 – Siguen transcurriendo las horas desde el brutal asesinato de Rubén Cruz Sagastume, líder campesino, ganadero y símbolo de lucha social, y Tuxpan sigue sumido en un silencio ensordecedor. La sangre derramada en el corazón del puerto, a metros de un cuartel militar, no ha sido suficiente para despertar a unas autoridades que parecen anestesiadas ante la violencia que carcome a la ciudad. La Fiscalía General del Estado (FGE) y los operativos desplegados tras el crimen no han rendido frutos: ni un solo detenido, ni una pista sólida, ni un atisbo de justicia. Mientras tanto, el alcalde Jesús Fomperoza Torres permanece ausente, mudo, incapaz de ofrecer una respuesta a una comunidad que clama por seguridad y que hoy, sábado 12 de abril, pierde la esperanza de que los culpables enfrenten las consecuencias. Este es un relato de impunidad, abandono y un sistema que ha dado la espalda a su pueblo.

Un Crimen que Desnuda la Fragilidad de Tuxpan
Ayer, a las 16:30 horas, dos sicarios irrumpieron en la oficina de Rubén Cruz Sagastume, en la calle Niño Artillero, y con una precisión quirúrgica acabaron con su vida. No fue un robo, no fue un accidente: fue una ejecución calculada, un mensaje de poder enviado desde el crimen. La proximidad del cuartel de la 19ª Zona Militar, a escasos pasos, no disuadió a los agresores, quienes huyeron sin dejar rastro. La activación del Código Rojo, con su parafernalia de sirenas y patrullas, resultó en un espectáculo vacío: los responsables se desvanecieron en el caos de una ciudad que ya no distingue entre el día y la noche para temer por su vida.
Víctor Poisot: Otro Empresario Silenciado
Este asesinato se suma al del empresario Víctor Poisot Bermejo, propietario de la inmobiliaria IKALI, ocurrido el pasado 20 de marzo. Poisot fue atacado en su oficina, ubicada en la transitada avenida Jesús Reyes Heroles, por un comando armado que le disparó en múltiples ocasiones antes de huir. A pesar de la rápida respuesta de las autoridades y la implementación de operativos, no se logró la detención de los responsables.

Josué “El Chucky” Cruz Martínez: La Violencia No Da Tregua
Apenas unos días después, el 24 de marzo, Josué Cruz Martínez, conocido como “El Chucky”, fue asesinado frente a su restaurante “El Timón de Chucky”, en la congregación La Mata de Tampamachoco. El empresario restaurantero y cooperativista pesquero fue atacado por sujetos armados que, tras dispararle, huyeron del lugar. A pesar de ser trasladado de inmediato al Centro Médico Tuxpan, falleció debido a las graves heridas sufridas.

La Inacción de Fomperoza: Un Alcalde que Mira a Otro Lado
En medio de esta tragedia, la figura del alcalde Jesús Fomperoza Torres brilla por su ausencia. Mientras los tuxpeños lloran a tres de sus empresarios más queridos, el edil no ha emitido un pronunciamiento contundente, no ha liderado una exigencia de justicia, no ha ofrecido un plan para frenar la violencia. Su silencio es un grito de indiferencia que resuena en cada calle del puerto. ¿Dónde está el liderazgo que prometió al asumir el cargo? ¿Dónde está la coordinación con las autoridades estatales y federales para devolver la paz a Tuxpan? La ciudadanía no pide discursos vacíos; exige acción, y Fomperoza ha decidido esconderse detrás de un escritorio que no le queda grande, sino inexistente.
La inacción del alcalde no es solo una falta administrativa; es una traición a la confianza de un pueblo que lo eligió para protegerlo. Mientras los operativos fracasan y la FGE guarda silencio, Fomperoza parece más preocupado por mantener las apariencias que por enfrentar la crisis que desangra a su municipio. Tuxpan no necesita un administrador; necesita un líder, y hoy no lo tiene.

Un Puerto al Borde del Colapso
Los asesinatos de Rubén Cruz Sagastume, Víctor Poisot Bermejo y Josué “El Chucky” Cruz Martínez son más que crímenes aislados: son el reflejo de un Tuxpan abandonado, donde la violencia se ha normalizado y la justicia es una utopía. Los empresarios temen por sus vidas, los campesinos ven su lucha silenciada, y los ciudadanos comunes cierran sus puertas al anochecer, sabiendo que nadie los protege. La proximidad de estos crímenes a zonas de alta seguridad no es solo una ironía; es una bofetada a la seguridad pública. Si los sicarios actúan con tal descaro cerca de instalaciones militares, ¿qué esperanza queda para las colonias, para los caminos rurales, para las familias que viven con miedo?
La indignación crece en las calles y en las redes sociales, donde los tuxpeños exigen respuestas. La CNC y la Liga Roja han alzado la voz, pero sus llamados caen en el vacío de una burocracia que parece más interesada en estadísticas y en ganar las próximas elecciones municipales de Morena en Túxpan, que en vidas humanas. La frase de Yunes Landa resuena como un epitafio: “No hay plan, estrategia ni política de seguridad”. Y mientras las autoridades se pierden en protocolos, la impunidad se ríe en la cara de un pueblo que ya no se resigna, pero tampoco encuentra a quién acudir.
Por: Marco Antonio Palmero Alpirez
Reportaje Veracruzano