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Balean a sujeto en Plan de Ayala, Tihuatlán

Poza Rica, Ver.- En un nuevo episodio de violencia que pone en entredicho la eficacia de los operativos de seguridad en el norte de Veracruz, un hombre de entre 25 y 30 años fue atacado a balazos la noche del viernes en las inmediaciones del campo deportivo Plan de Ayala, justo detrás del Colegio Millenium, en el municipio de Tihuatlán. El ataque ocurrió en la privada Acceso a Pozo 61, a escasos metros de zonas habitacionales y escolares, exhibiendo nuevamente el rostro impune del crimen.

De acuerdo con testigos, la víctima apenas había descendido de un vehículo cuando fue sorprendido por un sicario solitario, quien sin mediar palabra le disparó en dos ocasiones y luego huyó a bordo de un automóvil con rumbo desconocido. El ataque ocurrió frente a ciudadanos que se encontraban realizando actividades deportivas y que, al escuchar las detonaciones, entraron en pánico. Fueron transeúntes quienes alertaron al 911, activando el protocolo de emergencia.

Elementos de la Policía Municipal y Estatal llegaron al sitio como primeros respondientes, acordonaron la escena y solicitaron apoyo médico. Minutos después, familiares del herido lo subieron a una camioneta RAM blanca con intención de trasladarlo por sus propios medios, pero fueron interceptados por paramédicos del Servicio de Respuesta Prehospitalario Inmediato (SRPI), quienes tomaron el control de la situación y lo trasladaron en estado grave al hospital Fausto Dávila Solís, en la colonia Cazones del municipio de Poza Rica.

Durante el operativo de emergencia, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) cerró algunas calles aledañas, mientras personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se mantuvo en resguardo perimetral. Hasta el cierre de esta edición, las autoridades mantienen en total hermetismo los datos generales de la víctima, así como su evolución médica.

La región norte: rehén del crimen y de promesas incumplidas

Este atentado no es un hecho aislado. Horas antes, un líder agrario fue ejecutado en Tuxpan, a escasos kilómetros del ataque en Tihuatlán. Ambos hechos refuerzan el temor de que la violencia en el norte veracruzano se ha institucionalizado como una constante, y no como una excepción.

A pesar de las reiteradas mesas de seguridad que la gobernadora Rocío Nahle ha encabezado en municipios como Coatzintla, y de los compromisos públicos de devolver la paz a la región, los hechos desmienten su narrativa. La violencia, en lugar de ceder, se ha sofisticado y se ha vuelto cada vez más impune.

La presencia de corporaciones de seguridad de los tres niveles de gobierno no ha sido suficiente. Las balas siguen marcando territorio, y la ciudadanía, atrapada entre promesas vacías y realidades sangrientas, comienza a perder la esperanza. La pregunta obligada es: ¿cuánto más va a tardar la gobernadora en tomar decisiones contundentes y efectivas?

Mientras tanto, el norte de Veracruz sigue acumulando nombres, heridos y muertos. Y cada ataque impune es otro recordatorio de que aquí, la violencia no es la excepción: es la regla.


Por: Marco Antonio Palmero Alpirez                          Reportaje Veracruzano

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