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Blindado por fuera, frágil por dentro: el silencio tras el choque en la Poza Rica–Tihuatlán

Una colisión entre una Ford Ranger y un camión de valores deja interrogantes más allá de los fierros retorcidos

Un estruendo interrumpió la rutina de la carretera Poza Rica–Tihuatlán la mañana de este lunes. En el kilómetro 10, una Ford Ranger terminó incrustada en la parte trasera de un camión de valores blindado, propiedad de una empresa de seguridad privada. El choque, que pudo tener consecuencias fatales, dejó solo fierros torcidos… y un cúmulo de preguntas sin respuesta.

Los primeros en llegar al lugar describieron la escena como “impresionante”. La camioneta particular tenía el cofre doblado como si fuera papel aluminio. Las bolsas de aire saltaron como un acto reflejo, protegiendo milagrosamente a su conductor. Del otro lado, el monstruo blindado apenas se inmutó, como si su coraza no sólo lo defendiera del crimen, sino también de la ley.

No hubo lesionados. No hubo disparos. No hubo alarma del camión. Solo silencio.

Pero entre los elementos que hacen ruido está el hermetismo. La empresa de valores, cuyo nombre no fue revelado, optó por la discreción total. Nada se dijo sobre la ruta, los protocolos ni la razón por la cual su camión circulaba sin escolta visible. Tampoco se dieron a conocer los datos del conductor de la Ranger, ni si se encontraba en estado óptimo para conducir.

¿Quién vigila a los que transportan el dinero?
La ausencia de heridos no borra la importancia de este hecho. El camión de valores circulaba por una de las vías más transitadas de la zona norte de Veracruz, sin presencia notoria de custodia o señalización. Aunque se activó el protocolo de aseguradora para cubrir los daños, quedó en el aire la responsabilidad real del percance.


¿El conductor de la camioneta iba distraído? ¿El camión de valores redujo la velocidad de forma intempestiva? Las autoridades de vialidad brillaron por su tardanza, mientras el tráfico crecía y los rumores se desbordaban en redes sociales.

El aparente “incidente menor” vuelve a encender los focos rojos sobre la transparencia en las operaciones de las empresas de seguridad privada que, bajo el blindaje de la legalidad, circulan sin rendir cuentas claras ante la ciudadanía.

La zona fue despejada después de varias horas y la vida en la carretera siguió, como si nada. Pero en cada golpe de hojalata quedan rastros de lo que no se dice. Porque a veces, detrás de un simple choque, se esconde un sistema que prefiere no frenar… ni responder.


Redacción Reportaje Veracruzano

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