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Soledad en silencio: muere hombre en su hogar en Coatzintla y nadie lo supo a tiempo

El hallazgo tardío revive la urgente necesidad de reconstruir el tejido social y el cuidado comunitario

La muerte llegó sin estruendo y con una crudeza que solo la soledad puede imponer. Un hombre fue encontrado sin vida este lunes por la tarde dentro de su propia casa, en el municipio de Coatzintla. No hubo auxilio oportuno, ni un vecino que lo advirtiera. Fue su propia familia la que, al notar su silencio prolongado, rompió la rutina y la puerta, para encontrarse con la tragedia.

El domicilio, cuyo número permanece reservado por respeto a la privacidad, fue acordonado por elementos de la Policía Municipal tras recibir el llamado al 911. La escena era desoladora. No había señales de violencia evidente, pero sí un aire espeso, ese que se instala cuando la muerte pasa sin testigos.

Peritos forenses y agentes ministeriales realizaron las primeras diligencias mientras la carroza fúnebre esperaba afuera, sin prisa, con la dignidad que a veces la vida no ofrece, pero la muerte impone. El cuerpo fue llevado al SEMEFO para la necropsia de rigor. Las autoridades sospechan que una caída podría haber sido la causa del deceso, pero hasta el momento, todo es especulación.

La otra muerte: la del olvido

Este hecho, que para muchos puede parecer una estadística más, pone de nuevo en evidencia la fragilidad del tejido social. ¿Cuántos adultos viven solos, aislados, invisibles? ¿Cuántas vidas se apagan en silencio sin que nadie lo note?

Coatzintla, como muchos otros municipios de Veracruz, enfrenta un fenómeno creciente de aislamiento, sobre todo en hombres mayores o personas que viven sin redes de apoyo efectivas. Y aunque no se ha confirmado la edad ni condiciones médicas de la víctima, el contexto habla por sí solo: murió solo, y fue descubierto demasiado tarde.

Las autoridades, mientras realizan su trabajo legal, omiten una pregunta que nadie quiere responder: ¿Quién vigila la vida de los que ya nadie mira?

En esta tierra caliente de jornadas largas y prisas cotidianas, urge volver la vista hacia quienes se han quedado atrás. No por caridad, sino por humanidad.

Redacción Reportaje Veracruzano

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