Ocotillar: otro crimen brutal y sin justicia en la maldita “Ruta de la Muerte”

Papantla, Ver.— El silencio gubernamental volvió a teñirse de sangre. En el tramo Cedral-Papantla a Tenampulco, Puebla, también conocido como “la Ruta de la Muerte”, un nuevo episodio de barbarie sacudió a la región: dos trabajadores fueron víctimas de un salvaje asalto armado en Ocotillar, Veracruz. Uno de ellos resultó gravemente herido; el otro, ejecutado a quemarropa, aun cuando ninguno opuso resistencia.
La impunidad fue el arma más letal. Los atacantes huyeron con calma, como si supieran de antemano que nadie los perseguiría, que ninguna patrulla los interceptaría, que ninguna autoridad levantaría la voz.
Y así fue.

Una vez más, los caminos de la Sierra Totonaca son territorio de nadie. O peor aún, territorio de criminales. Porque para los habitantes y trabajadores que transitan esta peligrosa ruta, el miedo ya no es sensación: es rutina. Se sabe que aquí te roban, te hieren o te matan… y no pasa nada. Nadie responde. Nadie investiga. Nadie castiga.
¿Cómo puede ser que este corredor interestatal siga siendo un punto rojo de violencia continua sin que el Gobierno de Veracruz ni el de Puebla asuman responsabilidad? ¿Dónde están los rondines prometidos, los retenes de seguridad, los operativos coordinados que solo existen en boletines de prensa y no en la vida real?
El Estado ha renunciado a proteger esta franja de territorio.
La tragedia de Ocotillar no es un caso aislado. Es solo uno más en una cadena interminable de asaltos, emboscadas y asesinatos que se repiten cada semana en esta zona, siempre con el mismo patrón de violencia e impunidad. Las víctimas rara vez denuncian. Por miedo. Por desconfianza. Porque saben que no hay justicia, solo burocracia.
Hoy, mientras una familia vela a su ser querido y otra reza para que su herido sobreviva, la sociedad se pregunta:
¿Cuántos muertos más necesita esta ruta para que el Gobierno reaccione?
¿A cuántos debemos enterrar para que la Fiscalía despierte de su letargo?
¿Qué más tiene que pasar para que esta zona deje de ser un matadero legalizado por el abandono?
El dolor de Ocotillar debe ser la gota que derrame el vaso. No más comunicados tibios. No más simulaciones. No más muertes que queden en carpetas empolvadas.
Redacción Reportaje Veracruzano