
Una comunidad cansada de esperar decide alzar la voz ante el abandono escolar y la opacidad institucional.
Papantla, Ver., 7 de mayo de 2025.— La indignación estalló esta mañana frente a la escuela primaria «Mariano Olarte» en Papantla, donde padres de familia decidieron tomar el plantel como forma de protesta ante la prolongada ausencia de una docente y la indiferencia de las autoridades educativas. La medida extrema no fue casual: es el grito desesperado de una comunidad que lleva meses esperando una solución que nunca llega.
Desde el 13 de enero, los alumnos de primero y segundo grado han quedado a la deriva tras la inasistencia de la profesora Dimna García Jiménez, quien, según un acta firmada el 30 del mismo mes, reconoció enfrentar problemas psicológicos que hasta entonces no había comunicado ni tratado. Aun con este documento en mano, padres y madres aseguran que ni la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) ni el supervisor escolar de la zona 097, Benito Romero Ríos, han tomado medidas para garantizar el derecho a la educación de sus hijos.

Durante estos cuatro largos meses, los pequeños han sido atendidos por otros maestros que, a costa de su propia carga laboral, intentan cubrir la ausencia, generando caos en la dinámica escolar y afectando a toda la comunidad educativa. La molestia crece, no solo por el abandono del grupo, sino por lo que señalan como una red de complicidad institucional.
«Lo que estamos viendo aquí es una omisión dolosa», denunció una madre de familia durante la protesta. “¿Cómo es posible que en todo este tiempo no hayan enviado a una maestra sustituta? ¿Quién está protegiendo a esta docente y por qué?”
Los manifestantes exigen la remoción inmediata de Dimna García Jiménez y una investigación formal contra el supervisor Benito Romero Ríos, a quien acusan de encubrimiento. Su argumento es claro: mientras a cualquier otro trabajador se le sanciona por faltas injustificadas, aquí hay un silencio cómplice que amenaza con normalizar el abandono educativo.
Hoy, mientras los portones de la primaria permanecían cerrados por los propios padres, se escuchaban voces firmes y unificadas: “¡Nuestros hijos merecen respeto!”, “¡Queremos clases, no excusas!” y “¡La educación no puede esperar!”
La protesta no solo paralizó las actividades escolares; también dejó al descubierto un sistema educativo que parece ciego, sordo y mudo ante el clamor ciudadano. En Papantla, la escuela “Mariano Olarte” ya no es solo un centro educativo: es el epicentro de una lucha por dignidad, por justicia y por el derecho básico a aprender.
¿Cuántas escuelas más vivirán este abandono antes de que la SEV actúe con seriedad?
Papantla ya dijo basta. ¿Quién sigue?
Redacción Reportaje Veracruzano