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Policía andaba apuntando con pistola en calles de Pueblo Viejo fue detenido y después liberado en Pánuco

10 de mayo de 2025

Pueblo Viejo, Veracruz – Un comandante de la Policía Estatal, presuntamente armado con una pistola calibre .45 de uso exclusivo del Ejército y señalado por hostigar a ciudadanos, fue sorprendido, detenido… y liberado sin consecuencias, en un episodio que exhibe, sin maquillaje ni excusas, el estado de descomposición institucional que reina en las entrañas de la seguridad pública veracruzana.

De acuerdo con denuncias ciudadanas y fuentes policiales, el mando estatal, destinado en este municipio fronterizo con Tamaulipas, fue arrestado por elementos de la Policía Municipal tras ser sorprendido portando el arma sin justificación alguna, presuntamente en estado inconveniente y amedrentando a civiles.

La sorpresa no fue la detención. La verdadera afrenta vino después: la Fiscalía Regional se negó a recibirlo. El argumento fue una burla a la inteligencia y al clamor de justicia: “no había motivos suficientes para su retención”. Se intentó trasladarlo a Pánuco. Misma historia. Mismo desdén. Mismo silencio institucional.

Así, el presunto abusador, con el arma aún caliente de arrogancia, quedó en libertad. Como si nada. Como si no se tratara de un funcionario público armado ilegalmente. Como si intimidar al pueblo ya no fuera una falta, sino una costumbre institucionalmente tolerada.

Hoy, la realidad los rebasa: el pueblo está siendo vigilado por quienes deberían estar vigilados. Internamente, se sabe que la corporación estatal está infectada de elementos con antecedentes cuestionables, y este caso, lejos de ser una excepción, parece ser la regla.

Las y los veracruzanos no pueden confiar en una fuerza pública cuyos mandos portan armamento militar sin autorización, actúan con impunidad y, peor aún, cuentan con el manto protector de fiscalías que deshonran su deber.

Este no es un simple caso policial. Es un retrato obsceno de cómo se juega con la vida y la seguridad de la población, mientras los altos mandos se escudan en tecnicismos legales y complicidades políticas.

¿En manos de quién estamos?

La ciudadanía exige respuestas. No discursos. No comunicados vacíos. Justicia real. Castigos ejemplares. Porque hoy quedó claro que en Veracruz, quien porta un uniforme… puede también portar el abuso, la impunidad y la protección de un sistema que no protege a nadie, salvo a sí mismo.

Redacción Reportaje Veracruzano

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