Terror sobre ruedas en Las Choapas: impunidad, miedo y asaltos a plena luz del día

En Las Choapas, el miedo ya no llega con la noche. Ahora se impone a mediodía, en calles transitadas, frente a testigos mudos y bajo la mirada impotente de cámaras de seguridad. Dos hombres en motocicleta han desatado una ola de asaltos con violencia, exhibiendo no solo la audacia criminal, sino la fragilidad de un sistema de seguridad que no da respuestas.
Este lunes, cerca de las 12:40 del día, una familia que caminaba por la calle Libramiento de la Anáhuac fue brutalmente sorprendida por dos sujetos armados a bordo de una motocicleta. Los asaltantes amagaron a los padres frente a sus hijos –uno de ellos, un bebé– para despojarlos de su dinero y luego escapar sin rastro alguno. Las cámaras de videovigilancia captaron el momento, pero una vez más, las imágenes no han bastado para detener a los responsables.
Este caso no es aislado. Autoridades municipales y estatales han reconocido una serie de atracos similares en diferentes puntos de la ciudad. La estrategia de los delincuentes parece simple y eficaz: cambian de motocicleta con frecuencia, se mueven con rapidez y actúan con una frialdad alarmante. La ciudad, mientras tanto, permanece paralizada entre la indignación y la impotencia.
Lo más preocupante no es solo la violencia de estos actos, sino la respuesta social que comienza a normalizarlos. En redes sociales, ciudadanos relatan más asaltos, comparten rostros, rutas y modus operandi de los atacantes. Sin embargo, muchos prefieren no acudir a la Fiscalía. ¿La razón? El laberinto burocrático, la pérdida de tiempo y hasta los gastos que implica interponer una denuncia formal. «Para qué, si no hacen nada», se escucha cada vez con más frecuencia.
Las corporaciones de seguridad han anunciado patrullajes reforzados. Sin embargo, en la práctica, los recorridos llegan tarde o no llegan. La población reclama vigilancia real, capacidad de respuesta inmediata y detenciones efectivas. Porque de nada sirve una ciudad blindada con cámaras si los criminales se sienten intocables.
¿CRISIS DE CONFIANZA?
El fenómeno va más allá de un simple par de motociclistas armados. Es el reflejo de una descomposición institucional donde los delincuentes se adaptan más rápido que las autoridades. Donde la burocracia se vuelve cómplice por omisión. Donde los ciudadanos ya no creen en sus instituciones y prefieren callar o exponerse antes que confiar en el sistema de justicia.
Las Choapas no puede convertirse en otro punto rojo silenciado por el miedo. Mientras los asaltantes continúen libres y la ciudadanía se vea orillada a la resignación, cada nuevo ataque será no solo un delito, sino una derrota para el Estado de Derecho. Urge una estrategia seria, transparente y eficaz, antes de que el miedo se vuelva costumbre.
Redacción Reportaje Veracruzano