Asesinan a joven restaurantero en Orizaba por negarse a «pagar piso»; la ciudad turística de Juan Manuel Diez ensangrentada

Orizaba, Ver. – La fachada de ciudad tranquila y “segura” que presume Orizaba se derrumbó este domingo 24 de agosto con la ejecución a balazos de un joven restaurantero, ultimado por negarse a pagar extorsión en uno de los puntos más concurridos de la ciudad: la plaza McDonald’s, esquina de Oriente 6 y Sur 9, a metros de un establecimiento de comida rápida repleto de familias.
El ataque fue perpetrado por dos hombres armados que entraron directamente al negocio de comida china, disparando en repetidas ocasiones contra el propietario de apenas 34 años. Las balas destrozaron el silencio y sembraron el terror: comensales del McDonald’s vecino se tiraron al suelo buscando refugio, mientras el comerciante recibía al menos cinco impactos en cabeza, rostro, tórax y extremidades.

Herido de gravedad, el joven fue trasladado al Hospital Regional de Río Blanco, donde falleció minutos después, pese a los esfuerzos médicos.
Extorsión que se paga con sangre
De acuerdo con fuentes extraoficiales, los agresores habían exigido al empresario una “cuota” para permitirle operar el local. La negativa derivó en una sentencia de muerte ejecutada con brutalidad y a plena luz de todos. La pregunta es inevitable: ¿cuántos más comerciantes están siendo asfixiados bajo este mismo esquema criminal en la ciudad que presume ser “la más segura de Veracruz”?

Policía pasmada, criminales invisibles
Lo más indignante no es solo la sangre derramada, sino la impunidad con la que los atacantes lograron huir, burlando la supuesta “vigilancia” de la Policía Municipal de Orizaba. Minutos después llegaron la SSP, la Marina y corporaciones federales… para acordonar una escena del crimen que ya era cementerio.

El alcalde Juan Manuel Diez Francos, quien promueve la ciudad como un destino turístico ejemplar, debe enfrentar la cruda realidad: Orizaba no es un escaparate pintoresco de teleférico y calles limpias, sino un lugar donde la extorsión, la violencia y el miedo son pan de cada día.
Turistas bajo fuego
El hecho no solo exhibe la vulnerabilidad de los empresarios locales, sino también la fragilidad de la seguridad pública para los visitantes. Una balacera en plena zona comercial, con decenas de familias atrapadas en medio del pánico, basta para dinamitar la imagen de “pueblo mágico seguro”.

Una ciudad que sangra
Mientras autoridades ministeriales y peritos recaban casquillos y levantan cuerpos, la sociedad orizabeña vuelve a hacerse la misma pregunta de siempre: ¿de qué sirve la millonaria inversión en imagen urbana y en promoción turística si la vida de sus habitantes vale menos que una cuota criminal no pagada?

La violencia del domingo no fue un hecho aislado. Fue un recordatorio brutal de que, detrás del discurso oficial de paz y orden, Orizaba sangra. Y lo hace en el corazón mismo de su zona más vigilada.
Redacción Reportaje Veracruzano