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Cae delegado de Transporte Público en Orizaba: protegía a más de mil taxis piratas, lo concentran en Xalapa

Por: Redacción | Reportaje Veracruzano
Orizaba, Ver., 6 de junio de 2025

En un nuevo episodio de corrupción institucional que indigna a la región de las Altas Montañas, Sergio Soberano, delegado de Transporte Público en Orizaba, fue destituido y concentrado en la ciudad de Xalapa tras ser señalado por encabezar una presunta red de protección a más de mil taxis piratas, a cambio de cuantiosos sobornos.

De acuerdo con versiones confirmadas por fuentes de alto nivel en la capital del estado, la caída de este funcionario no fue resultado de una auditoría interna ni de un acto de vigilancia institucional: fue la presión de los propios transportistas legales —hartos de los abusos y el descontrol— lo que puso sobre la mesa las irregularidades de Soberano.

Cobros por impunidad y desmantelamiento de la legalidad
Taxistas inconformes afirman que el exdelegado no sólo toleraba, sino que facilitaba la operación de unidades sin concesión en toda la región centro del estado. A cambio, recibía fuertes cantidades de dinero para “dejarlos trabajar” sin supervisión, inspección ni sanción.

El esquema habría funcionado durante meses o incluso años, ante el silencio cómplice de inspectores subordinados, lo que sugiere que no se trata de un caso aislado, sino de una estructura de corrupción profundamente enraizada en la delegación. Otro elemento del equipo, de apellido León, también fue concentrado a Xalapa y será investigado.

La Marina toma el control
Tras la remoción de Soberano, el caos fue tal que tuvo que entrar la Secretaría de Marina a hacerse cargo del operativo de recuperación del control. El primer resultado fue inmediato: ocho vehículos piratas fueron detenidos apenas en la primera jornada de revisión.

¿Y el Gobierno del Estado? ¿Dónde estuvo mientras se incubaba esta red? ¿Cuántas otras delegaciones repiten el mismo patrón de corrupción, encubrimiento e impunidad? ¿Quién nombra y protege a estos funcionarios?

El caso de Orizaba no debe cerrarse con una simple “concentración” en Xalapa. Se exige una investigación a fondo, sanciones ejemplares, y la depuración total de las estructuras podridas del Transporte Público en Veracruz. No es una limpia: es una cirugía mayor.

¿Quién vigila al que debe vigilar?
El colapso del orden legal en el transporte público revela una vez más que la corrupción no es excepción, sino sistema. Mientras no se rompa el círculo de complicidades que ascienden hasta oficinas centrales, cada nuevo delegado será simplemente un relevo en la misma cadena de abuso.

La ciudadanía exige respuestas, pero sobre todo, resultados. Orizaba no merece volver a ser rehén de funcionarios que ven el cargo como botín. La sombra de Soberano debe ser el principio del fin de un modelo que por años ha hecho del transporte una cueva de intereses inconfesables.

Redacción Reportaje Veracruzano

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