Ajedrez PolíticoCorrupciónVeracruz

“¿Muy poquito?”: Indolencia e improvisación en la tragedia del desabasto oncológico en Veracruz

Por Redacción Especial Reportaje Veracruzano
Xalapa, Ver., 3 de julio de 2025

Mientras familias veracruzanas luchan por salvar la vida de sus hijos y seres queridos frente al cáncer, el secretario de Salud del estado, Valentín Herrera Alarcón, desestima la crisis con una declaración que hiela la sangre: “el desabasto de medicamentos oncológicos es muy poquito”. Una frase tan irresponsable como ofensiva, que deja al descubierto una profunda falta de empatía, sensibilidad y control real del sistema de salud estatal.

Esta afirmación, lejos de calmar, indigna. Porque en materia de salud, una sola dosis que falte puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Y cuando se trata de quimioterapias en menores o adultos con cáncer, hablar de “poquito” revela una administración minimizante, que no dimensiona el sufrimiento ni el nivel de urgencia.

La medicina que no llega… y la que se compra “a cuentagotas”

Herrera intentó justificar el desabasto como un problema mundial. Luego, lo matizó como nacional. Y más tarde, dijo que el 80 % de los medicamentos están en existencia y que los demás se compran “a cuentagotas”. ¿Cómo se pretende defender una política pública basada en la fragmentación, la espera y el azar?

Según el funcionario, el IMSS-Bienestar es quien realiza las compras consolidadas, y el gobierno de Veracruz sólo interviene cuando hacen falta algunos fármacos. Pero nunca se presentó una lista clara de qué medicamentos faltan, cuántos pacientes están afectados ni cuántos días transcurren entre una compra “extra” y la entrega efectiva del tratamiento.

¿Dónde están los datos? ¿Dónde está el seguimiento? ¿Quién rinde cuentas cuando se suspende una quimio a un niño porque “ese medicamento no ha llegado”?

Centralización de trasplantes: ¿solución o maquillaje?

En otro frente delicado, el secretario anunció que el gobierno concentrará los trasplantes de órganos en unos cuantos hospitales regionales, alegando que se debe maximizar la infraestructura. Si bien el argumento de eficiencia suena lógico en el papel, la realidad de miles de pacientes en espera de un órgano no se resuelve con discursos, sino con inversión, transporte aéreo funcional y garantías médicas reales.

Actualmente, más de 17 mil personas esperan un riñón en México, y miles más aguardan por córneas, hígados o corazones. ¿Qué pasará con los pacientes de zonas marginadas? ¿Cuántos morirán antes de que su hospital sea “centralizado” o antes de que una aeronave esté disponible?

Y mientras el gobierno promueve el uso de riñones de cadáver –lo cual puede ser clínicamente deseable–, no menciona los graves obstáculos legales, logísticos y culturales que impiden que esos órganos lleguen a tiempo.

Tragedias en silencio: los voladores, otro síntoma

Cerrando su maratónica entrevista, el secretario abordó con aparente normalidad la caída de cinco voladores de Papantla, uno de ellos un menor de apenas 14 años. Otro con fractura de fémur y uno más con fractura de pelvis.

Ninguna palabra sobre quién autorizó que un menor realizara una actividad tan peligrosa, ni qué protocolos se activaron, ni qué supervisión hubo. Solo datos médicos fríos, lanzados sin contexto ni autocrítica.

Veracruz no necesita excusas, necesita soluciones

Decir que el desabasto es “poquito” cuando hay dolor, muerte y desesperación es no entender lo que es gobernar. Es demostrar que el sistema de salud, en lugar de estar centrado en la vida, está atrapado en la burocracia, en la minimización de los problemas y en la falta de voluntad para enfrentar la realidad con firmeza.

Veracruz no quiere paños tibios. Quiere medicinas completas. Cirugías a tiempo. Quimioterapias continuas. Trasplantes reales. Transparencia total. Y un secretario de Salud que no relativice el sufrimiento humano.


Desde Reportaje Veracruzano exigimos que el gobierno estatal, la Secretaría de Salud y el IMSS-Bienestar rindan cuentas claras sobre:

  • El listado real de medicamentos oncológicos faltantes.
  • La duración promedio de los retrasos.
  • El número exacto de pacientes afectados.
  • Y los resultados inmediatos de la centralización de trasplantes.

Porque la salud no se mide en porcentajes. Se mide en vidas. Y cada vida que se pierde por negligencia pesa demasiado como para llamarla “poquito”.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba