Cuerpos desmembrados, placas de vehículos y narcomanta criminal en la carretera Poza Rica–Cazones

Papantla, Veracruz | Lunes 4 de agosto de 2025 — La violencia volvió a hacer de la carretera Poza Rica–Cazones su pasarela de horrores. Automovilistas dieron aviso alrededor de las 09:00 horas tras descubrir al menos tres cuerpos desmembrados, regados a plena luz del día cerca del entronque de El Caracol, en el municipio de Papantla. Una narcomanta colgada del puente vehicular acompañaba los cuerpos cercenados, pero esta vez no era solo una amenaza: era una declaración abierta de guerra con información específica de vehículos.

Narcomanta criminal: placas, modelos y “avisos internos”
Fuentes locales aseguran que la manta contenía modelos de autos, placas de circulación y datos logísticos sobre vehículos vinculados a un grupo criminal, información presuntamente filtrada por una gestora del grupo rival. Este acto no fue únicamente un mensaje simbólico, sino un golpe quirúrgico de contrainteligencia en medio de una guerra sin cuartel.

¿Una respuesta al motín sangriento de Tuxpan?
Cabe destacar que estas acciones podrían estar relacionadas directamente con los hechos del fin de semana en el penal de Tuxpan, donde un motín dejó ocho reos muertos y al menos doce heridos, muchos de ellos pertenecientes a un grupo criminal identificado por sus adversarios. Durante y después del motín, circularon videos y mensajes en redes sociales con declaraciones de presuntos integrantes de bandas rivales, lo que refuerza la hipótesis de que el hallazgo en El Caracol es una contestación violenta, planeada y públicamente ejecutada.

La dinámica se vuelve clara: matan en el penal, contestan en la carretera. No son crímenes aislados. Son episodios de una guerra regional.
Silencio oficial, gritos del narco
Como es costumbre en Veracruz, la Fiscalía General del Estado ha guardado silencio. No hay postura oficial, ni sobre las identidades de los cadáveres ni sobre el contenido de la manta, a pesar de su gravedad. En este vacío, es el crimen organizado quien dicta narrativas, nombres y castigos. Lo que el Estado no dice, el narco lo grita con sangre y lona.
Un patrón que se repite: Veracruz norte, zona de guerra
Este episodio se suma a una creciente lista de escenas dantescas: en marzo de 2024, cuerpos fueron arrojados frente al palacio municipal de Cazones; en agosto de 2023, más de una decena de cadáveres fueron hallados en congeladores en casas de seguridad en Poza Rica. Ahora, la novedad no es el horror, sino la estrategia: las narcomantas vienen acompañadas de información detallada, como si los grupos criminales hicieran el trabajo que debería estar haciendo el gobierno.

Conclusión: Veracruz, rehén de los que mandan sin ser electos
Este no es solo un crimen. Es una acción coordinada, con simbolismo político y control territorial, una exhibición abierta de que el poder real ya no está en Palacio de Gobierno, sino entre quienes reparten cuerpos y verdades colgadas en puentes.

La guerra criminal en el norte de Veracruz se libra en las calles, en las cárceles, en las carreteras y en las narcomantas. Mientras tanto, el Estado se repliega, cómplice por omisión o rebasado por incapacidad. Lo cierto es que ya no se trata solo de sangre: se trata de control de narrativa, de inteligencia, de territorio.
¿Hasta cuándo será la ciudadanía quien pague el precio del silencio institucional?
Redacción Reportaje Veracruzano