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Terror laboral en la SSP Veracruz: Erick Arnulfo de la Torre convierte oficinas en campo de concentración psicológico

Denuncian condiciones inhumanas, acoso sistemático y vigilancia enfermiza dentro de la Dirección de Planeación y Estrategia de Seguridad Pública. La gobernadora Rocío Nahle y el titular de la SSP, Alfonso Reyes, guardan silencio mientras se consume la dignidad del personal.


Redacción Reportaje Veracruzano

Veracruz, Ver., 7 de agosto de 2025 – Mientras el discurso oficial presume un Veracruz seguro y en paz, al interior de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Veracruz, una verdadera bomba de tiempo laboral está a punto de estallar. Lo que debería ser un centro de planeación estratégica para la seguridad de los veracruzanos, se ha convertido en un laboratorio de represión psicológica, donde reina el abuso, el acoso institucionalizado y la vigilancia enfermiza.

En el centro del escándalo: Erick Arnulfo de la Torre León, actual titular de la Dirección General de Planeación y Estrategia de la SSP, acusado por sus propios subordinados de instaurar un régimen de autoritarismo delirante y prácticas laborales propias de una dictadura corporativa.

Vigilados, humillados, anulados

Desde la imposición de horarios absurdos, pasando por guardias nocturnas sin justificación operativa, hasta restricciones dignas de una prisión de alta seguridad (como no poder portar teléfonos celulares o hablar entre compañeros), el relato de los empleados de la Dirección describe un clima de terror psicológico y desgaste extremo.

De la Torre León –ex subdirector de la Unidad de Policía Científica del C4 durante el gobierno anterior– ordenó la instalación de cámaras en áreas comunes, vigila desde monitores que nadie se levante de su lugar, prohíbe llamadas personales, controla hasta los turnos para desayunar y exige silencio absoluto si la conversación no es “laboral”. El resultado: una plantilla laboral fracturada, enferma, desertando.

Una red de complicidades, privilegios y omisiones

No actúa solo. El director ha sido protegido y alentado por una red de incondicionales. Un caso emblemático: la subdirección encabezada por Jonathan Hernández Castillo, quien goza de privilegios laborales notoriamente injustos y cuenta con la complicidad de la presunta “enlace de género”, Ana Lilia Estévez. Cuando las empleadas se acercan a ella para denunciar el entorno hostil, las delata y las deja expuestas.

El doble castigo no termina ahí. Se les niega el derecho a días económicos, permisos extraordinarios o incluso justificación de faltas. Si un trabajador se retrasa, debe probar con evidencia su causa. Si falta, lo amenazan con levantar actas o descontarle vacaciones. Si protesta, lo invitan a pedir su cambio… a Pánuco, a Coatzacoalcos o a donde menos desee.

¿Quién está detrás de esta impunidad?

Mientras todo esto ocurre, la gobernadora Rocío Nahle y el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Reyes, miran hacia otro lado. ¿No sabían o simplemente no les importa? ¿Cuánto más debe aguantar el personal para que este infierno laboral sea investigado?

El llamado desesperado que empleados hacen es claro: intervención inmediata y urgente. Pero la historia es vieja en Veracruz: se protege al verdugo y se castiga a la víctima.

Hipocresía oficial, cinismo mediático

Como si no bastara la podredumbre interna, en paralelo, un oscuro personaje regresa a la escena pública para manipular la opinión: Roberto Rodríguez Cruz, exdirector del penal de Pacho Viejo durante el yunismo, señalado por callar la corrupción carcelaria, ahora pretende erigirse como “denunciante” del sistema penitenciario. Su historial lo condena: fue abogado de una víctima de abuso sexual que dejó sola a su suerte y es pieza clave en los enjuagues del “Bola 8”, Eric Cisneros.

Lo triste es que su retórica sirve como distractor y arma mediática de quienes aún controlan los hilos de una política sucia, manipuladora y sin memoria.

En Papantla, el fracaso se disfraza de triunfo

Y mientras tanto, otro escándalo asoma la cabeza en Papantla: el subsecretario de Finanzas, Eric Domínguez Vázquez, y su esposa diputada, Miriam García Guzmán, vendieron a Nahle la promesa de operar políticamente para asegurar el control del municipio. Fracasaron. Movimiento Ciudadano los aplastó en las urnas. Pero el descaro sigue intacto: hoy impugnan los resultados, como si la derrota fuera un error ajeno y no el reflejo de su arrogancia y traición al pueblo.

¿Hasta cuándo, Veracruz?

Hoy, los trabajadores de la SSP alzan la voz. Denuncian sin rostros visibles porque saben que hablar les puede costar su trabajo o algo peor. Pero ya no pueden más. Exigen justicia laboral, respeto a sus derechos y la salida inmediata de Erick Arnulfo de la Torre León.

El silencio de las autoridades ya no es neutralidad: es complicidad.


Reportaje Veracruzano exige:

  1. Auditoría inmediata a la Dirección de Planeación y Estrategia de la SSP.
  2. Entrevistas anónimas con trabajadores afectados.
  3. Comparecencia del director ante medios y autoridades.
  4. Intervención directa de la gobernadora Rocío Nahle en la investigación.
  5. Garantías de no represalias para los denunciantes.


Redacción Reportaje Veracruzano

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