Desaparece joven madre en Poza Rica: incertidumbre y silencio oficial marcan la búsqueda de Samantha Pérez Silva

Poza Rica, Ver., 26 de septiembre de 2025. – La desaparición de Samantha Pérez Silva, joven madre de 32 años, mantiene en vilo a familiares y conocidos en el norte de Veracruz. Fue vista por última vez el pasado 19 de septiembre, cuando salió de un gimnasio que solía frecuentar en Poza Rica. Desde entonces, no se sabe nada de ella.
La familia ha emprendido una búsqueda desesperada, difundiendo fotografías y datos de identificación a través de redes sociales. Sin embargo, hasta el momento, la Comisión Estatal de Búsqueda de Veracruz no ha emitido una ficha oficial, lo que aumenta la sensación de abandono e incertidumbre.
Señas particulares
Samantha mide aproximadamente 1.60 metros de estatura, es de complexión delgada, piel morena clara y cabello lacio oscuro a la altura de la cintura. Entre sus tatuajes destacan:
- En el brazo izquierdo, el tatuaje de su propio rostro.
- En la espalda, la figura de un ángel.
- En la muñeca del brazo derecho, un colibrí.
Estos detalles son cruciales para su identificación y han sido replicados en distintas publicaciones de familiares y amigos, quienes no cesan en su llamado de ayuda.
La voz de una comunidad preocupada
En Poza Rica, colectivos de búsqueda y organizaciones de mujeres han comenzado a circular la alerta ciudadana, señalando la urgencia de que las autoridades activen los protocolos oficiales. “Cada hora cuenta”, recuerdan, en un estado donde la violencia de género y las desapariciones femeninas han marcado a cientos de familias.
El silencio institucional contrasta con la presión social. Mientras los suyos se aferran a la esperanza de hallarla con vida, la falta de una ficha oficial alimenta la desconfianza hacia las instituciones encargadas de garantizar la seguridad y localización de las mujeres desaparecidas.
Un llamado urgente
El caso de Samantha Pérez Silva no es aislado. Veracruz ocupa uno de los primeros lugares a nivel nacional en reportes de desapariciones de mujeres. Cada historia revela un patrón de omisiones, demoras y vacíos institucionales que perpetúan la angustia de las familias.
Hoy, el rostro de Samantha recorre las calles y las redes sociales de Poza Rica como símbolo de una exigencia mayor: que las autoridades actúen con celeridad, sensibilidad y eficacia en los casos de desaparición de mujeres.
La esperanza de encontrarla sigue viva, pero con cada día que pasa, la pregunta se hace más punzante: ¿cuánto más deberán esperar las familias veracruzanas para que la búsqueda de una mujer desaparecida sea inmediata, efectiva y prioritaria?
Redacción Reportaje Veracruzano