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Sangre en Chocamán: la protesta que terminó en ejecución civil y el silencio criminal del Estado

Coscomatepec, Ver., 17 de septiembre de 2025. – Veracruz vuelve a teñirse de rojo. Lo que comenzó como una manifestación por la liberación de tres detenidos terminó en un enfrentamiento brutal entre habitantes de Tetelzingo y Cuyachapa contra la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), dejando a un muerto y a otro hombre entre la vida y la muerte.

El fallecido fue identificado como José Bernabé González, de 38 años, vecino de Cuyachapa, quien recibió impactos de bala que destrozaron sus órganos internos. Aunque fue trasladado de urgencia al hospital de Río Blanco, no sobrevivió. Otro manifestante, Benjamín Vásquez Martínez, permanece grave en Orizaba tras recibir proyectiles disparados por policías estatales.

Una represión armada contra civiles

Los hechos ocurrieron la mañana de este martes, cuando pobladores se movilizaron hacia Córdoba para exigir la liberación de tres hombres arrestados días antes por la SSP y puestos a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR). En medio de la tensión, los inconformes se apoderaron de una patrulla como medida de presión.

La respuesta oficial no fue diálogo, sino fuego. Policías estatales alcanzaron al grupo en la colonia La Garita de Chocamán, recuperaron la unidad y abrieron fuego contra los manifestantes. El saldo: un muerto, un herido grave y una comunidad aterrada.

El silencio que encubre la violencia institucional

Ni la SSP ni la FGR han dado explicación alguna. Ninguna autoridad se ha pronunciado sobre el uso de armas de fuego en contra de civiles que, aunque actuaban en resistencia, no representaban una amenaza letal comparable. La pregunta es inevitable: ¿qué tan descompuesto está el aparato de seguridad en Veracruz para que la protesta social se convierta en sentencia de muerte?

Veracruz, tierra de abusos y represión

Este episodio no es un hecho aislado, sino la evidencia de un patrón: detenciones arbitrarias, abuso de poder y represión violenta. Los habitantes de la región lo saben y lo padecen. Hoy, un hombre que salió a apoyar a sus vecinos es la más reciente víctima de un Estado que dispara primero y calla después.

La exigencia es clara: investigaciones inmediatas e imparciales sobre el uso letal de la fuerza pública, responsabilidades penales para quienes dispararon y sanciones a los mandos que ordenaron la represión. Si no, la sangre derramada en Chocamán será solo otro expediente archivado en la larga lista de crímenes de Estado en Veracruz.


Redacción Reportaje

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