SILENCIO Y PLOMO EN YANGA: EJECUTAN A JESICA FLOR LUNA, EXCANDIDATA DEL PT Y DEFENSORA DE LOS SIN VOZ

Redacción | Reportaje Veracruzano
Atoyac, Ver.– La violencia política volvió a cobrar una víctima en el corazón de Veracruz. Jesica Flor Luna Aguilera, abogada, madre y excandidata del Partido del Trabajo (PT) a la alcaldía de Yanga, fue ejecutada a balazos la tarde de este lunes, a escasos metros de una escuela primaria donde la esperaba su hija. El crimen, perpetrado en plena vía pública, exhibe una vez más el rostro impune y selectivo de la violencia en Veracruz, donde la justicia suele llegar tarde o nunca.
El crimen a plena luz del día
Los hechos ocurrieron en la localidad de Potrero Nuevo, municipio de Atoyac, cuando Jesica Flor conducía su camioneta rumbo a la escuela “Benito Juárez” para recoger a su hija menor. Según testigos, un grupo armado le cerró el paso y abrió fuego en múltiples ocasiones.
Gravemente herida, la unidad se estrelló contra la barda del plantel, mientras los agresores huían con total impunidad. A pesar de la rápida llegada de paramédicos y policías, la ex candidata ya no presentaba signos vitales.
Una tragedia familiar que se repite
Lo más escalofriante es que apenas dos meses atrás, el hermano de Jesica también fue asesinado en el estado de Puebla, en circunstancias no esclarecidas. Dos muertes violentas en una misma familia dedicada a la actividad política y social —sin respuestas claras del Estado— son una advertencia cruda del clima de riesgo que enfrentan quienes se atreven a participar en la vida pública.
Una voz incómoda
Jesica Luna no era una figura menor ni una víctima fortuita. Su nombre resonó durante las elecciones municipales de 2021, cuando impugnó los resultados electorales en Yanga, denunciando presuntas irregularidades. Además, como abogada, brindaba asesorías y juicios gratuitos a familias humildes, lo que le valió reconocimiento social, pero también la animadversión de actores políticos locales.
La dirigencia estatal del Partido del Trabajo emitió un comunicado condenando el crimen y recordando su labor como profesionista comprometida y activista social.
“Exigimos a las autoridades una investigación a fondo, sin encubrimientos, sin dilaciones, sin chivos expiatorios”, expresó el partido.
El silencio del poder
Hasta el cierre de esta edición, ni la gobernadora Rocío Nahle ni la Fiscalía General del Estado habían emitido posicionamiento alguno. Este silencio institucional resulta inaceptable en un estado que ocupa los primeros lugares nacionales en violencia política y feminicidios.
El asesinato de Jesica Flor Luna no sólo hiere a su familia y al PT, sino que desgarra la ya precaria confianza ciudadana en las instituciones veracruzanas.
Violencia política de género: un patrón que se repite
El crimen de Jesica se suma a una larga lista de mujeres políticas asesinadas en Veracruz: precandidatas, regidoras, activistas o funcionarias que fueron blanco de ataques armados por razones que el poder prefiere no esclarecer.
En la entidad, la violencia política de género es una realidad soterrada y normalizada, donde los mensajes de “advertencia” se disfrazan de crímenes del fuero común.
Un país donde matar políticos no tiene castigo
México sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer la política local. De acuerdo con observatorios ciudadanos, más de 50 aspirantes, candidatas y funcionarios fueron asesinados durante los últimos procesos electorales. La mayoría de los casos, archivados o sin sentencia.
El crimen de Jesica Flor Luna no es un hecho aislado, sino un síntoma de un sistema podrido donde la impunidad se institucionalizó y donde alzar la voz puede costar la vida.
Mientras las autoridades callan y los expedientes se empolvan, en Yanga una niña crece con una pregunta que nadie quiere responder:
¿Quién decidió que su madre debía morir?
Redacción Reportaje Veracruzano