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EL GOBIERNO DE ROCÍO NAHLE, EN DESBANDA: FUNCIONARIOS QUE LA DESAFÍAN, SECRETARÍAS PODRIDAS POR EL NEPOTISMO Y UNA GOBERNADORA SIN CONTROL DEL ESTADO

Por Redacción Reportaje Veracruzano

Xalapa, Ver. — Veracruz arde en medio del caos político, la desobediencia interna y la impunidad. La gobernadora Rocío Nahle García enfrenta la rebelión silenciosa de su propio gabinete y aliados, mientras su autoridad se diluye entre el nepotismo, la ineptitud y el desprecio abierto de quienes —se supone— deberían ejecutar sus órdenes.

Fuentes del propio Palacio de Gobierno y de dependencias estatales confirman lo que ya es evidente: a Rocío Nahle no le obedecen.

Un poder fracturado

Ni los viejos operadores de Morena ni los delegados federales le rinden cuentas. Juan Javier Gómez Cazarín, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y otros miembros del llamado “círculo de fuego” de la 4T veracruzana actúan con absoluta impunidad, mientras la mandataria observa cómo su mandato se desmorona desde dentro.

A Nahle le han desobedecido en nombramientos, le ignoran en instrucciones y le responden con intrigas. El “poder femenino” que prometía poner orden ha terminado devorado por sus propios subordinados.

En círculos internos, se dice que Gómez Cazarín llegó a referirse a la gobernadora con términos ofensivos y degradantes. La disciplina política ha sido sustituida por el desprecio.

SEDESOL: un nido de nepotismo y mediocridad

Mientras tanto, la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) de Veracruz se ha convertido en un símbolo del desorden y los favores familiares.
Currículums inflados, parientes con sueldos dorados y servidores públicos sin preparación dominan una dependencia que debería atender a los más pobres, pero que hoy es ejemplo de cómo la corrupción y la incompetencia se normalizan.

Entre los casos más flagrantes destacan:

  • La secretaria particular Elideth Guerrero Hernández, quien colocó a su hijo Rodrigo Rosaldo Hernández como analista administrativo con salario de más de $20 mil pesos mensuales.
  • La directora jurídica Laura Concepción Pinzón Tejeda, que impuso a su yerno como subdirector, con un sueldo superior a $35 mil pesos.
  • La jefa de Recursos Humanos, egresada en Diseño de Modas, sin experiencia en gestión de personal.
  • Y una cadena de protegidas sin trayectoria que presumen conexiones directas con la propia gobernadora.

Todo ello comprobable en la página oficial de Transparencia, donde los documentos confirman lo que el Gobierno calla: el mérito y la capacidad fueron sustituidos por el parentesco y la sumisión.

El doble discurso de la 4T veracruzana

Mientras Rocío Nahle insiste en hablar de moral y transformación, su administración está carcomida por la misma podredumbre que prometió erradicar.

En la Fiscalía General del Estado, Verónica Hernández Giadáns sigue operando bajo la sombra de su pareja, el exsecretario de Gobierno Eric Cisneros, quien —según versiones políticas— continúa moviendo los hilos de decisiones judiciales, mientras ignora las órdenes de la gobernadora.

El resultado es un Estado sin autoridad real:

  • Los delegados federales hacen campaña con recursos públicos.
  • Los legisladores locales juegan a la simulación.
  • Y los secretarios estatales colocan familiares mientras el gobierno se hunde en su propio pantano.

Nahle: el precio del aislamiento político

El mensaje es brutal: la gobernadora ha perdido el control. Ni sus órdenes se ejecutan ni su palabra tiene peso.
En su intento de imponer disciplina, Rocío Nahle terminó rodeada de aduladores, traidores y operadores que usan su nombre mientras la desobedecen.

La llamada “Cuarta Transformación veracruzana” ya no transforma nada: sólo multiplica los vicios, los conflictos y el desprestigio.

Hoy, Veracruz no tiene liderazgo.
Y el Estado, como un barco sin capitán, navega a la deriva mientras los lobos del poder se reparten los restos del naufragio.

Con información de Claudia Guerrero Martinez

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