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El secretario del Trabajo que perdió el rumbo: defiende privilegios y olvida al pueblo

Xalapa, Ver. — En lugar de defender los derechos laborales de los veracruzanos, Luis Arturo Santiago Martínez, secretario de Trabajo, Previsión Social y Productividad, decidió convertirse en escudero político de la gobernadora Rocío Nahle García. En un video difundido en redes sociales, el funcionario se lanzó a justificar el incremento salarial de la mandataria incluido en el Presupuesto 2026, en un acto que huele más a sumisión política que a convicción institucional.

Con tono desafiante, Santiago Martínez comparó los ingresos de Nahle con los de alcaldes de otras entidades, señalando que hay quienes cobran más que la presidenta Claudia Sheinbaum. Mencionó, entre otros, a Alejandra Gutiérrez Campos, alcaldesa panista de León, Guanajuato, con más de 200 mil pesos mensuales; Adrián de la Garza, de Monterrey, con 155 mil pesos; Marco Antonio Rodríguez Hurtado, de Tlalnepantla, con 142 mil pesos, y Romina Contreras Carrasco, de Huixquilucan, con 132 mil pesos.

El mensaje fue claro: “otros ganan más”. Pero el fondo revela algo mucho más peligroso: la justificación pública del privilegio, el intento de normalizar los aumentos a los de arriba mientras los trabajadores veracruzanos sobreviven con salarios miserables, contratos precarios y cero respaldo institucional.

¿Dónde quedó la voz del secretario del Trabajo cuando se trata de exigir mejores sueldos para enfermeras, maestros, policías o personal de limpia?
¿Dónde está la misma pasión con la que defiende los bolsillos del poder para exigir justicia salarial para quienes levantan el estado todos los días?

Mientras Rocío Nahle intenta deslindarse del aumento diciendo que “no sabía” que en su propio presupuesto se le incrementó el sueldo en casi 25 %, su secretario de Trabajo hace malabares discursivos para justificar lo injustificable. La escena es grotesca: una gobernadora que se desmarca de su propio presupuesto y un secretario que corre a cubrirla con un discurso de aparente moralidad pública.

Esa es la nueva política laboral de Veracruz: discursos de austeridad con incrementos selectivos, palabras de justicia con hechos de desigualdad, y funcionarios que cambian la defensa de los trabajadores por la obediencia al poder.

Mientras tanto, la realidad en las calles y oficinas es otra:
— empleados eventuales sin seguridad social,
— obreros con sueldos congelados desde hace años,
— personal despedido sin liquidación,
— y un sindicalismo domesticado que ya no protesta.

Santiago Martínez quiso lanzar una lección de ética presupuestal… y terminó dando una muestra de obediencia política servil. Su video no defiende la justicia, defiende la estructura de privilegios que mantiene a los poderosos blindados y a los trabajadores olvidados.

En Veracruz, los discursos cambian, pero el fondo sigue igual: los de arriba se protegen entre ellos, y los de abajo siguen pagando la cuenta.


Redacción Reportaje Veracruzano

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