Terror en Pueblo Viejo: la delincuencia toma las calles y ni un Modelorama se salva
Pueblo Viejo, Ver. – Pueblo Viejo arde bajo la sombra del miedo. La noche del miércoles, un par de delincuentes encapuchados y armados irrumpieron en un Modelorama de la colonia Las Margaritas, sometiendo a la cajera y despojándola de la venta del día: apenas 4 mil pesos. Una cantidad ridícula frente al pavor que sembraron en cuestión de minutos.
El atraco no es un hecho aislado. Es apenas otro eslabón en una cadena de robos que en las últimas semanas ha desatado alarma entre comerciantes y vecinos. La delincuencia común —esa que golpea al ciudadano de a pie, al trabajador honesto— se ha vuelto rutina en este municipio, mientras la autoridad se limita a llegar tarde, levantar reportes y prometer investigaciones que rara vez concluyen en detenciones.
Los asaltantes, vestidos con cascos y ropa de manga larga para ocultar su identidad, sabían lo que hacían: controlaron la escena con armas de fuego, tomaron el dinero y huyeron sin mayor resistencia. Todo bajo la mirada impotente de una ciudad que ya perdió la confianza en que su policía pueda mantener el orden.
La respuesta oficial ha sido la misma de siempre: presencia policiaca intermitente y discursos vacíos. Mientras tanto, Pueblo Viejo se desangra entre la impunidad y el abandono institucional. ¿De qué sirve desplegar patrullas después de los hechos, cuando la delincuencia ya tomó la delantera y el miedo se volvió el verdadero jefe de la ciudad?
Los habitantes exigen más que rondines: claman por un plan real de seguridad, por autoridades que no se escondan detrás de comunicados tibios y que asuman la responsabilidad de frenar la ola de robos antes de que este municipio termine de hundirse en la desesperanza.
Hoy fue un Modelorama, mañana puede ser cualquier hogar, cualquier familia. La pregunta que sacude a Pueblo Viejo es brutal en su sencillez: ¿quién protege a los ciudadanos cuando el Estado ha perdido el control?
Redacción Reportaje Veracruzano
