Alerta RojaEstatalInvestigación EspecialNoticiasPoza RicaVeracruz Norte

Poza Rica bajo el agua: caos, críticas y una respuesta militar que busca contener la urgencia

A unos días del desbordamiento del río Cazones y el estallido de lluvias récord en la región norte de Veracruz, Poza Rica enfrenta una crisis humanitaria que ya supera las cifras oficiales y desborda los recursos estatales. Más de 5 mil viviendas resultaron afectadas tras las inundaciones del 10 de octubre; hasta ahora, el Plan Marina ha intervenido con más de 3 mil personas apoyadas, pero el panorama sobre el terreno aún exige una mirada crítica y urgente.

La inundación en cifras (y en territorio)

El secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales Ángeles, indicó que el Plan Marina opera en Poza Rica en fase de recuperación con 1,161 elementos desplegados, y que la ayuda ha alcanzado a 3,701 personas hasta ahora. Se han otorgado 299 atenciones médicas, 725 traslados a albergues y se han despejado 88 vialidades. En la ciudad, el número de viviendas perjudicadas asciende a 5,745 en seis colonias. Se ha retirado basura equivalente a 9 toneladas y se han distribuido 12,000 litros de agua. Para estas tareas, la Semar ha dispuesto 33 vehículos, 2 embarcaciones, 2 cocinas móviles, 1 planta potabilizadora, 6 helicópteros, 5 aviones, 3 drones y 4 camiones volteo. El avance estimado ronda el 32 %.

En Álamo, otro municipio duramente golpeado, se reportan 1,875 viviendas afectadas. Ahí, las cifras oficiales indican 4,445 personas atendidas, 439 atenciones médicas, 1,137 traslados a refugios y 101 vías liberadas. El esfuerzo ha alcanzado un avance del 40 %.

En El Higo, 1,000 elementos ya operan con 3 vehículos, 25 equipos de zapa y 2 embarcaciones, mientras se abre paso hacia comunidades aisladas. Al momento, 46 poblaciones continúan incomunicadas: 18 en El Higo, 22 en Ilamatlán, Zontecomatlán, Texcatepec, Zacualpan, y 6 en Ixhuatepec de Madero. Las cuadrillas de auxilio se distribuyen en tres sectores denominados Alfa, Bravo y Charlie, con apoyo aéreo de 12 helicópteros (7 de la Marina, 2 del gobierno de Veracruz, 1 de Tamaulipas y 2 de Defensa).

En los estados colindantes, se desplegaron más fuerzas navales: 1,000 elementos en El Higo, 1,161 en Poza Rica, 450 en Álamo. En Puebla se sumaron 700 efectivos; en Hidalgo, 700; y en San Luis Potosí, 289.

Según datos más amplios del Plan Marina, hasta el 14 de octubre se habían auxiliado 7,488 personas entre Veracruz, Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí.

Más allá de los números: vivencias que salen del agua

Vecinas y vecinos relatan cómo, durante la madrugada del 10 de octubre, el agua ingresó sin aviso: en muchas colonias de Poza Rica, las corrientes arrastraron en minutos muebles, autos y parte de las viviendas. La población asegura que la cifra de víctimas podría ser mayor que la oficialmente reconocida: 29 muertos y 18 desaparecidos en Veracruz, según la Coordinación Nacional de Protección Civil.

Las lluvias que precedieron el desastre fueron históricas: entre el 6 y 9 de octubre, la zona registró precipitaciones superiores a los 530 mm —una delgada línea entre tempestad y catástrofe—, lo que, sumado al desbordamiento del río Cazones, exacerbó la emergencia.

Algunas comunidades denunciaron que la alerta llegó con retraso: aunque la Comisión Nacional del Agua emitió comunicados por lluvias torrenciales, el llamado para acudir a refugios en Poza Rica se hizo hasta horas después, cuando muchas zonas ya estaban inundadas.

Respuesta militar y grietas en la coordinación

El gobierno federal ha protagonizado un despliegue amplio pero apresurado. El sábado 14 de octubre, la Marina habilitó un puente marítimo con 419 efectivos para atender a Poza Rica, Álamo y El Higo utilizando los buques ARM Papaloapan y ARM Oaxaca. Se complementó con rutas aéreas que transportan víveres, medicinas y personal de emergencia.

El apoyo estatal, sin embargo, ha sido objeto de críticas. Habitantes dicen que los operativos tardaron en llegar, que no hubo alerta masiva eficaz a tiempo y que la falta de coordinación dejó comunidades aisladas durante horas cruciales. En redes sociales, se viralizaron videos que mostraban calles convertidas en ríos y familias atrapadas en azoteas sin auxilio inmediato.

La presidenta Claudia Sheinbaum visitó la zona el 12 de octubre, prometiendo que “a nadie se le dejará desamparado” y asegurando que los censos para cuantificar daños ya estaban en marcha.

Desafíos que siguen abiertos

Infraestructura y comunicaciones aisladas. Aún subsisten decenas de poblaciones sin acceso vehicular o terrestre. Los equipos de desazolve y maquinaria pesada avanzan con lentitud, especialmente en caminos secundarios y zonas rurales.

Salud pública y saneamiento. Con la limpieza en proceso, expertos advierten riesgo de brotes gastrointestinales, hepatitis y dengue. Las brigadas médicas no han cubierto aún la magnitud del daño estructural en hospitales locales.

Reconstrucción de viviendas. Para muchos ciudadanos, el futuro es incierto: sin recursos propios o seguros, dependerán de subsidios que podrían tardar semanas o meses.

Cifras oficiales contra testimonios locales. La discrepancia entre los datos del gobierno y los relatos de la población genera desconfianza. Algunos identifican la cifra de viviendas afectadas en Poza Rica en más de 7 mil, y citan hasta 40 muertos, aunque no hay confirmación oficial.

Conclusión: un pulso entre la ayuda y la memoria

Poza Rica, que ya ha vivido inundaciones en el pasado, enfrenta ahora una prueba de resiliencia. El despliegue militar y la atención federal son esenciales, pero no suficientes si no van acompañados de transparencia, coordinación e inversión estructural. Para que ocurra una reconstrucción justa, los ciudadanos exigen que esas promesas —de “no dejar a nadie desamparado”— se traduzcan en hechos palpables: viviendas restituidas, vías rehabilitadas y comunidades enteras conectadas con dignidad.

Redacción Reportaje Veracruzano

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba