Alerta RojaMartínez de la TorreVeracruz Norte

Martínez de la Torre bajo fuego: persecución armada revela el vacío de autoridad en la zona centro-norte de Veracruz

Por Redacción | Reportaje Veracruzano
Martínez de la Torre, Ver. — El estruendo de las sirenas y los disparos rompió la aparente calma de la tarde. Lo que comenzó como una persecución de dos hombres armados a bordo de una motocicleta terminó desnudando, una vez más, la fragilidad del aparato de seguridad en el corazón citrícola del estado.

A las 15:30 horas, la colonia Luis Donaldo Colosio se convirtió en un campo de operaciones improvisado. Patrullas municipales, estatales, de la Guardia Nacional y de la Sedena convergieron en el lugar, en una escena que más parecía el ensayo de una guerra que una acción de prevención del delito. Las detonaciones de arma de fuego —que según vecinos fueron varias— provocaron pánico y desconcierto. Los agresores, pese a todo, huyeron sin ser capturados.

El saldo tangible: una motocicleta abandonada, asegurada y puesta a disposición de la Fiscalía Regional. El saldo intangible: la confirmación del miedo que reina entre la población. Porque mientras las corporaciones presumen “coordinación y reacción inmediata”, la realidad es que los delincuentes siguen moviéndose con libertad, retando a las instituciones sin pudor.

En colonias como Río Chico y Costa Esmeralda, la gente apenas se atreve a asomarse a las ventanas. “Solo vimos pasar las patrullas a toda velocidad, se escucharon algunos disparos y después todo quedó en calma”, narró un vecino, con una resignación que delata costumbre. Esa calma posterior al caos, esa que huele a impunidad.

Fuentes extraoficiales no descartan que la persecución esté ligada a una agresión armada ocurrida horas antes en Tlapacoyan, otro punto caliente del corredor del crimen que conecta a la región montañosa con el norte del estado. El patrón se repite: ataques, persecuciones, silencio institucional.

Martínez de la Torre, otrora bastión agrícola y comercial, se ha transformado en un territorio minado por la violencia itinerante. Los operativos llegan tarde, los criminales huyen primero, y el ciudadano —ese que debería estar protegido— queda en medio del fuego cruzado.

Mientras las autoridades piden calma y colaboración, la gente se pregunta algo más profundo: ¿quién persigue realmente a quién? Porque en Veracruz, las balas suenan más rápido que las respuestas, y la seguridad pública sigue siendo una promesa tan fugaz como el eco de un disparo en la tarde.

Redacción Reportaje Veracruzano

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba