“¡No somos unas cuantas personas!”: indígenas exhiben indolencia de diputada ante crisis médica en Zongolica

Zongolica, Ver.— En un acto de dignidad y hartazgo, comunidades indígenas de la sierra de Zongolica desmantelaron con hechos y dolor la narrativa reduccionista de la diputada local Dulce María Hernández Tepole, quien se atrevió a calificar como “quejas de unas cuantas personas” las denuncias por la ausencia de médicos en clínicas rurales. La respuesta fue fulminante: “¡Somos comunidades completas las que llevamos siete meses sin doctores!”, sentenció Benjamín Sánchez de la Cruz, subagente municipal de Cuahuixtlahuac.
La crisis no es nueva, pero sí intolerable. Desde diciembre de 2024, al menos cinco clínicas en la región permanecen sin médicos asignados. Más de mil 400 pacientes —niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y campesinos— han sido literalmente abandonados a su suerte, en una de las zonas más marginadas del estado.
La ausencia del Estado no es solo médica, sino política y moral. Los testimonios son demoledores. Familias enteras deben endeudarse para costear traslados a clínicas lejanas, cuando apenas subsisten con jornales agrícolas. “La diputada nos pide paciencia, pero ¿cómo tenerla si llevamos siete meses de abandono?”, cuestiona Sánchez, con una indignación que se multiplica en las comunidades vecinas.
Las iniciativas anunciadas por la legisladora, como “Salud Casa por Casa” o las “camionetitas de la salud”, han sido calificadas como burlas. No hay doctores, ni medicinas, ni infraestructura. Solo propaganda y discursos que encubren la negligencia institucional.
Aún más grave: el hospital regional del IMSS-Bienestar en Zongolica también enfrenta severas carencias de especialistas. La salud indígena no es una prioridad; es un estorbo presupuestal.
El colmo de la irresponsabilidad lo firmó la propia diputada este fin de semana, al justificar la falta de personal médico por “barreras lingüísticas” y “condiciones geográficas”. La respuesta de los pobladores fue clara: “Si el gobierno puede gastar en publicidad, camionetas y favores políticos, ¿por qué no en nuestra salud?”, reprochó María Hernández, madre de familia.
La rabia se transforma en acción. Las comunidades han lanzado un ultimátum: si esta semana no hay respuesta concreta, iniciarán bloqueos carreteros y tomarán el hospital del IMSS-Bienestar. La paciencia se agotó, el abandono se volvió crimen, y la diputada quedó retratada como cómplice pasiva de una tragedia anunciada.
En Zongolica no piden milagros. Piden médicos.
Y ni eso les han querido dar.