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El milagro automotriz de Sergio Gutiérrez Luna: declara que su BMW subió 250 mil pesos en 7 años


Una joya financiera digna de Wall Street… o de una buena auditoría.

Por Redacción de Reportaje Veracruzano

En un país donde la depreciación vehicular es tan predecible como el amanecer, el diputado federal de Morena, Sergio Gutiérrez Luna, acaba de protagonizar una de las hazañas económicas más insólitas —y sospechosas— del sexenio: declaró haber vendido su BMW X4 modelo 2017 en 700 mil pesos, cuando la compró en 2018 por solo 450 mil.

Sí, leyó bien. Según su declaración patrimonial, esa camioneta de lujo no perdió valor con los años… ¡lo ganó! Nada menos que un aumento de 250 mil pesos en siete años. Mientras cualquier otro ciudadano ve cómo su auto se deprecia apenas sale de la agencia, el vehículo del legislador veracruzano se volvió un activo financiero que compite con el oro, el dólar y los bienes raíces.

El escándalo ha levantado cejas y generado cuestionamientos legítimos sobre la veracidad de su declaración patrimonial y el posible uso de triangulaciones para justificar ingresos. ¿Es posible que un automóvil del 2017 se revalúe en pleno 2025 en el mercado mexicano? Solo si hablamos de un coche clásico, una edición de colección o, como parece en este caso, una maniobra poco clara.

No es la primera vez que el nombre de Gutiérrez Luna aparece ligado a opacidades financieras, pero esta vez ha logrado lo que ni economistas, ni loteros, ni brujos de Catemaco pueden explicar: una SUV que genera plusvalía como si fuera una inversión en bolsa.

El llamado “maestro del negocio” sigue tan campante en su curul, mientras ciudadanos, contadores y expertos en bienes patrimoniales se rascan la cabeza preguntándose:
¿Quién le compró esa camioneta? ¿Dónde está el contrato? ¿Pagó impuestos por esa ganancia? ¿Es esto parte de un patrón más amplio de simulación financiera entre legisladores?

La Auditoría Superior de la Federación y la Secretaría de la Función Pública tienen aquí una oportunidad de oro para demostrar que no todos los «milagros» patrimoniales quedan impunes.
Porque una BMW que se revaloriza con los años no es magia… es descaro.

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