¡ESTADO ASESINO! EL CRIMEN QUE SACUDIÓ A POZA RICA Y LA IMPUNIDAD QUE LO AMPARA

EL ASESINATO DEL PADRE MALENO Y LA COMPLICIDAD DEL ESTADO: VERACRUZ, UN RÉGIMEN DE TERROR
Poza Rica, Veracruz – Magdaleno “Maleno” Pérez Santes no solo fue asesinado por la brutalidad de la Policía Municipal de Poza Rica. Su muerte lleva la marca indeleble de un Estado que ha convertido la búsqueda de justicia en una sentencia de muerte.

Maleno no era delincuente, no era un peligro para la sociedad. Era un padre que buscaba a su hija desaparecida, Diana Paloma Pérez Vargas, desde 2019. Pero en Veracruz, la exigencia de justicia es castigada con violencia y tortura.

El 10 de marzo, Maleno fue detenido arbitrariamente, golpeado, torturado y dejado en libertad con el cuerpo destrozado. Al día siguiente, su organismo no resistió la brutalidad. Murió en su hogar, en Tres Cruces, Papantla, víctima de un Estado que prefiere asesinar antes que dar respuestas.

La Fiscalía de Veracruz, encabezada por Verónica Hernández Giadáns, ha intentado maquillar la tragedia con su acostumbrada retórica vacía. Dice que hay dos policías detenidos, pero evita responder las preguntas más importantes:
- ¿Quién ordenó la detención y tortura de Maleno? ¿Y que presuntas implicaciones tendría el comisario?
- ¿Por qué el gobierno de Rocío Nahle guarda silencio ante este crimen?
- ¿Quién protege a los jefes que permitieron este asesinato?

La maquinaria estatal se mueve con rapidez cuando se trata de proteger a los suyos. Cuando la víctima es un padre buscador, la impunidad se impone con la fuerza del silencio y la omisión.

Cabe destacar que la protección de los presuntos culpables de la muerte de Magdaleno también fue mediática, ya que sus rostros fueron pixelados.

POZA RICA: UN INFIERNO DONDE DESAPARECER ES LA REGLA
El asesinato de Maleno no es un caso aislado. Es parte de una política de terror estatal en Veracruz, donde la desaparición es una condena y la exigencia de justicia un delito.

El 16 de marzo, Alin Isaday Salas Isidro, hija de una madre buscadora, fue secuestrada en plena calle. Un comando armado la interceptó en la colonia Obrera y desde entonces su paradero es un misterio.

La fiscalía, con su ya gastada estrategia de simulación, ha dicho que “se realizan diligencias”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase antes de que los cuerpos aparezcan en bolsas, en ríos, en fosas clandestinas?
Los nombres de los desaparecidos se acumulan como un eco fúnebre: Río Blanco, Tuzamapan, Poza Rica… Veracruz es una fosa abierta donde el gobierno de Rocío Nahle se muestra indiferente, cómplice y silencioso.
EL MUNDO VE LO QUE VERACRUZ QUIERE ESCONDER: AMNISTÍA INTERNACIONAL EXIGEN JUSTICIA
La indignación ha traspasado fronteras. Amnistía Internacional México ha alzado la voz ante el asesinato de Maleno, exigiendo una investigación real y castigo a todos los responsables.

“Maleno dedicó su vida a buscar a su hija y exigir justicia”, declaró Amnistía Internacional, subrayando el peligro que enfrentan los colectivos de búsqueda en México.
El colectivo Familiares en Búsqueda María Herrera ha exigido una reunión urgente con los tres órdenes de gobierno y representantes de la ONU. Quieren garantías de seguridad, pero sobre todo quieren justicia.
EXIGENCIAS CLARAS, RESPUESTAS AUSENTES: EL ESTADO DEBE RESPONDER
La ciudadanía y los colectivos no van a callar. La impunidad no puede seguir siendo la única respuesta del Estado.
El pueblo exige:
- Cárcel para TODOS los responsables del asesinato de Maleno, incluyendo a los altos mandos de la Policía Municipal.
- Búsqueda inmediata y efectiva de Alin Isaday Salas Isidro.
- Garantías de seguridad para los colectivos de búsqueda en Veracruz.
- Que la ONU intervenga para evitar más crímenes de Estado.
El asesinato de Maleno ha dejado en claro que en Veracruz el poder no protege a las víctimas, las ejecuta. Pero la sociedad está harta, el mundo está mirando, y la justicia no puede seguir siendo un privilegio de quienes gobiernan.
Veracruz no olvida. El crimen del Estado no quedará impune.

Otro golpe brutal a quienes buscan justicia: Héctor Aparicio Martínez, un padre que jamás dejó de luchar por encontrar a su hijo, José Alfredo Aparicio Delgado, desaparecido desde el 5 de febrero de 2017, ahora también ha sido tragado por la impunidad. El 26 de enero de 2025, Héctor desapareció en el municipio de Tihuatlán, sumándose a la interminable lista de víctimas que el Estado abandona y el crimen silencia.

Su caso es otro testimonio de la violencia sistemática contra los buscadores, quienes, en lugar de recibir apoyo y protección, enfrentan la misma sombra de terror que persiguió a sus seres queridos.
Por: Marco Antonio Palmero Alpirez
Reportaje Veracruzano