Jorge Bonilla Merino, su deuda alimentaria y el fracaso moral de Morena en Perote

Perote, Ver.- En un giro que desnuda las contradicciones del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y pone en jaque su narrativa de transformación ética, Jorge Valente Bonilla Merino, virtual candidato a la alcaldía de Perote, emerge como un símbolo inquietante de hipocresía política. Registrado como deudor alimentario con un adeudo de más de 270,000 pesos, según el Registro Nacional de Obligaciones Alimentarias (RNOA), Bonilla Merino —médico de profesión y exmilitante del PAN convertido en abanderado de la autoproclamada Cuarta Transformación (4T)— enfrenta acusaciones que no solo cuestionan su idoneidad como líder, sino que exponen las fisuras de un partido que presume defender a los vulnerables mientras cobija a quienes fallan en las responsabilidades más básicas.

El caso estalló como una bomba en el pequeño municipio de Perote, donde la frase “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada” —tan cacareada por Morena— suena ahora a burla. Datos del RNOA, respaldados por el expediente 647/2017, revelan que Bonilla Merino evadió durante ocho años la manutención de su hijo menor, liquidando la deuda apenas en 2025, coincidentemente cuando su candidatura estaba en juego. ¿Un acto de responsabilidad tardía o un cálculo político para salvar su aspiración? La respuesta, aunque incierta, no mitiga el hedor de oportunismo.
Según el Poder Judicial del Estado de Veracruz, el estatus de deudor alimentario no se borra con un cheque de última hora; exige una garantía sostenida de cumplimiento, algo que Bonilla Merino aún no ha demostrado en un plazo de 90 días, como lo estipula la ley. Su nombre sigue activo en el registro, un recordatorio público de su falla moral.
Pero el escándalo no termina ahí. La tarde del sábado 29 de marzo, una mujer falleció en la vía pública de Perote tras ser presuntamente rechazada en la clínica del propio Bonilla Merino. Testigos afirman que la víctima, aquejada por un malestar grave, buscó atención médica en su consultorio, solo para ser ignorada por el aspirante a alcalde. Minutos después, colapsó en la calle Niño Artillero, a las 15:30 horas, dejando tras de sí un rastro de indignación y preguntas sin respuesta.
¿Qué clase de líder abandona a quien clama ayuda en su puerta? ¿Qué autoridad moral puede reclamar alguien cuya negligencia —como médico y como padre— parece ser la norma?
Morena, bajo el liderazgo estatal de Esteban Ramírez Zepeta, enfrenta un dilema que trasciende a Bonilla Merino. ¿Cómo justificar la nominación de un candidato con este historial cuando la gobernadora Rocío Nahle, apenas instalada en el poder, impulsa el programa “Veracruzana Protegida” para salvaguardar a mujeres y menores? La incongruencia es flagrante.
Mientras Nahle pregona un gobierno de justicia social, su partido recicla a personajes como Bonilla Merino —un “chapulín” político que saltó del PAN a Morena— y Christian Romero Pérez, exalcalde de Tlacotalpan y aliado del controvertido Eric Cisneros Burgos, cuya designación como “promotor” de la 4T en ese municipio ha desatado sospechas de una revancha política orquestada desde las sombras.

Los críticos no han tardado en señalar el patrón: deudores alimentarios, presuntos abusadores y figuras con pasados turbios encuentran refugio en Morena, un partido que, en Veracruz, parece más interesado en ganar elecciones que en encarnar los principios que dice defender.
“La transformación comienza en casa”, reza un dicho popular que Bonilla Merino ha convertido en ironía. Si no puede cumplir con su hijo ni con una paciente en crisis, ¿qué esperanza ofrece a los peroteños? La respuesta, por ahora, es un silencio ensordecedor desde Palacio de Gobierno.
La gobernadora Nahle, cuya administración apenas despunta, tiene ante sí una prueba de fuego. ¿Permitirá que estas nominaciones manchen su legado antes de que siquiera comience?
En Perote, un pueblo donde la fama pública pesa más que cualquier marca partidista, el escándalo de Bonilla Merino no es solo un tropiezo para Morena; es una advertencia. La 4T, tan ufana de su superioridad moral, podría estar cavando su propia tumba al apostar por candidatos que traicionan su discurso con cada paso.
Y mientras el RNOA sigue exhibiendo el nombre de Bonilla Merino, una pregunta resuena: ¿quién, en el círculo íntimo de Nahle, la está llevando al borde del abismo político? Porque en Veracruz, como en cualquier parte, las traiciones más letales siempre vienen de los aliados.
Redacción Reportaje Veracruzano