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Atzalan al filo: Candidato del PRI sobrevive a atentado y destapa la guerra sucia electoral en Veracruz

“Jonhy” acusa a rivales de orquestar ataque armado; PRI exige protección mientras la democracia se desangra en la sierra norte

ATZALAN, VER.- El proceso electoral en Veracruz ha cruzado una línea roja. La noche del miércoles, la violencia tocó la puerta —literalmente— del candidato del PRI a la alcaldía de Atzalan, José Homero Domínguez Landa, mejor conocido como “Jonhy”. Sujetos armados atacaron su domicilio con disparos, en un acto que, según el propio aspirante, “no es una casualidad, sino un mensaje directo”.

La gravedad del ataque no está solo en las balas, sino en el contexto: Domínguez Landa recibió una llamada telefónica instantes antes del atentado. “Querían que escuchara las detonaciones”, relató el candidato en sus redes sociales. En su publicación no se guardó nada: señaló abiertamente a otros contendientes como autores intelectuales. “En esta elección hay quienes están dispuestos a matar con tal de ganar”, escribió.

La denuncia cimbró las filas del PRI estatal. Su dirigencia acudió de inmediato al Gobierno del Estado para exigir medidas cautelares y protección formal para su abanderado. Si se concede, “Jonhy” se convertirá en el candidato número 125 en recibir resguardo policial durante esta elección, una cifra alarmante que representa casi el 60% del total de aspirantes registrados en el proceso electoral 2024-2025 en Veracruz.

Este hecho violento no es aislado, sino parte de una escalada preocupante en el clima político de la entidad. Atzalan, municipio enclavado en la sierra norte, ha vivido históricamente entre la marginación y el olvido institucional, pero hoy se suma a la lista negra de zonas en las que el crimen, los intereses políticos y la impunidad se cruzan.

“No solo atentaron contra mi vida, atentaron contra el voto libre de los atzaltecos”, acusó Domínguez Landa, quien exigió una investigación exhaustiva, sin miramientos ni pactos de silencio. “Que caiga quien tenga que caer”.

El episodio expone una vez más la fragilidad de las instituciones en Veracruz y el alto costo de hacer campaña en tierra hostil. Mientras tanto, la pregunta se impone: ¿cuánto más debe sangrar la democracia para que el Estado garantice unas elecciones libres y seguras?

Concluye con un silencio espeso, el mismo que antecede cada disparo.

Redacción Reportaje Veracruzano

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