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Dolor en silencio: el trágico final de un taxista sacude a Ixtaczoquitlán

La muerte de Celso «N», de 59 años, abre preguntas sobre la salud emocional y el abandono que enfrentan quienes trabajan largas jornadas al volante.

Ixtaczoquitlán, Ver.— La mañana de este viernes amaneció con una noticia que paralizó emocionalmente a la Colonia Morelos: Celso “N”, un taxista de 59 años, fue encontrado sin vida en el interior de su domicilio, ubicado en una privada cercana al Parque Industrial de Ixtaczoquitlán. Fue su propia familia quien, al intentar buscarlo, descubrió el escenario devastador.

El cuerpo colgaba suspendido de una cuerda. La escena, tan brutal como silenciosa, conmovió no solo a los familiares, sino también a los cuerpos de emergencia que acudieron al llamado alrededor de las 08:30 horas. A pesar de los intentos por reanimarlo, nada pudo hacerse. El hombre ya no tenía signos vitales.

Celso era conocido entre sus colegas por ser reservado, trabajador y puntual. Todos los días recorría las calles del municipio al volante de su unidad de taxi, una labor que, como para muchos en el gremio, se ha vuelto cada vez más pesada: largas jornadas, poco ingreso, inseguridad y un aislamiento que suele pasar desapercibido.

Al lugar acudieron elementos de la Fiscalía General del Estado, quienes iniciaron las diligencias correspondientes, mientras que peritos en criminalística trasladaron el cuerpo al Servicio Médico Forense (SEMEFO) regional en la colonia Francisco Ferrer Guardia, en Orizaba.

Más allá de los números: una crisis invisible

El fallecimiento de Celso no puede pasar como una estadística más. En Veracruz, como en gran parte del país, la salud mental sigue siendo un tema tabú, sobre todo entre los trabajadores independientes o informales, como los taxistas, que cargan en silencio con el peso de la precariedad, el agotamiento y, muchas veces, la soledad.

Este caso vuelve a encender la alerta sobre la falta de políticas públicas enfocadas en salud emocional para los sectores más vulnerables de la población trabajadora. La normalización del dolor callado ha cobrado una nueva víctima, y el eco de este hecho se extiende más allá del domicilio en la Colonia Morelos.

Familiares, vecinos y compañeros del gremio exigen no solo respeto por la memoria de Celso, sino también mayor atención del gobierno local y estatal para generar espacios de escucha, prevención y atención en salud mental.

Redacción Reportaje Veracruzano

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