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Entre la historia y el presente: Beatriz Gutiérrez Müller solicita nacionalidad española y desata debate nacional

La historia —esa que tanto ha defendido, cuestionado y reinterpretado— vuelve a colocar a Beatriz Gutiérrez Müller bajo la lupa pública. Esta vez no por un poema o un discurso académico, sino por una decisión personal que ha resonado en la esfera política y mediática: la esposa del expresidente Andrés Manuel López Obrador ha iniciado el trámite para adquirir la nacionalidad española.

Fuentes diplomáticas confirmaron que Gutiérrez Müller acudió el pasado martes a la Embajada de España en México para formalizar su solicitud, lo que ha reavivado las críticas en redes sociales y espacios de opinión, sobre todo por el contexto histórico y político que la rodea.

La polémica no se hizo esperar. En 2019, Gutiérrez Müller fue una de las voces más visibles del llamado del entonces presidente López Obrador para que el Gobierno español ofreciera disculpas por los abusos cometidos durante la Conquista. Una carta oficial fue enviada a la Corona española, lo que desató una controversia diplomática en su momento. Ahora, cinco años después, la escritora y académica ha optado por tramitar su integración legal a esa misma nación.

Para muchos, la ironía es evidente: entre los requisitos para obtener la nacionalidad española está el juramento de lealtad al Rey Felipe VI, así como el compromiso de obedecer la Constitución y las leyes del país ibérico. Un acto simbólico que contrasta con la postura crítica que Gutiérrez Müller ha sostenido respecto al legado colonial.

Las redes sociales, fieles termómetros del ánimo ciudadano, se llenaron de reacciones: desde quienes tildan el acto de “incoherente” o “oportunista”, hasta quienes la defienden como una ciudadana libre de tomar decisiones personales sin que estas sean interpretadas a través del lente político.

Especialistas en derecho internacional señalan que Gutiérrez Müller podría solicitar la nacionalidad por diversos motivos: residencia legal, vínculos familiares o ascendencia española. Sin embargo, el trámite aún no ha concluido y no existe certeza de que le sea concedida.

Más allá del trámite burocrático, lo que subyace es una interrogante más profunda: ¿puede una figura pública separar lo personal de lo simbólico? ¿Dónde termina el derecho individual y dónde comienza la exigencia de coherencia histórica?

En un país donde el discurso político se vuelve parte del archivo colectivo, las decisiones privadas de sus protagonistas rara vez son interpretadas como tales. En ese cruce entre lo íntimo y lo institucional, Gutiérrez Müller vuelve a ser protagonista de un capítulo inesperado.

Redacción Reportaje Veracruzano

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