Justicia sin atenuantes: cinco sentenciados a 50 años por secuestro agravado en Atzalan

Tras seis años de impunidad, cae todo el peso de la ley contra una célula criminal que aterrorizó a una familia veracruzana.
XALAPA, VER.— El secuestro, uno de los crímenes más lacerantes para el tejido social, encontró castigo este martes 14 de mayo, cuando un juez de control del distrito judicial de Xalapa dictó sentencia condenatoria de 50 años de prisión contra José “N”, José Daniel “N”, Manolo Ezequiel “N”, Alondra “N” y Pedro “N”, al hallarlos culpables del delito de secuestro agravado en perjuicio de una persona identificada con las iniciales R.M.C.
Los hechos que derivaron en la sentencia ocurrieron el 17 de marzo de 2019, en la colonia Azotal del municipio de Atzalan, cuando los ahora sentenciados irrumpieron en el domicilio de la víctima para privarla de su libertad. En las horas siguientes, la familia recibió llamadas extorsivas: exigieron un rescate económico a cambio de no hacerle daño.
Una red que operaba con frialdad quirúrgica
Lo que en su momento pareció una acción improvisada resultó ser una operación criminal planeada con precisión. Las investigaciones de la Fiscalía General del Estado revelaron que los responsables conocían la rutina de la víctima, su situación económica y su entorno familiar, lo que les permitió actuar con ventaja y brutalidad emocional.
La detención y posterior proceso legal fue largo y complicado. Las pruebas presentadas por la FGE —incluidos testimonios, grabaciones de llamadas y peritajes psicológicos— fueron fundamentales para desmontar la narrativa de los acusados y obtener una sentencia sin beneficios de reducción.
Justicia para R.M.C. y mensaje para Veracruz
El juez que presidió el juicio oral 29/2023, además de imponer la pena máxima permitida por la legislación vigente, ordenó el pago por reparación del daño y la suspensión de derechos civiles y políticos de los sentenciados, en un fallo que marca precedente en la zona montañosa central de Veracruz, donde los casos de secuestro han dejado huellas profundas.
La víctima, R.M.C., logró sobrevivir al cautiverio y testificó durante el juicio. Su testimonio fue descrito por activistas como “valiente y fundamental” para esclarecer los hechos. Hoy, tras más de seis años, puede mirar hacia el futuro sin la sombra del miedo inmediato, aunque la memoria del secuestro siga presente.
Una advertencia contra la impunidad
El caso de Azotal no es el único en Veracruz, pero sí uno de los pocos que concluyen con una sentencia ejemplar. El mensaje es claro: la impunidad no será tolerada, incluso si la justicia tarda en llegar. En un estado marcado por cicatrices de violencia, este fallo representa un acto de restauración para una sociedad que exige seguridad, memoria y reparación.
Redacción Reportaje Veracruzano