Los nuevos terratenientes de Fortín

Gerardo Rosales y su familia acumulan propiedades tras asumir la alcaldía: 13 inmuebles, escrituras sospechosas y el silencio cómplice del poder
Por Reportaje Veracruzano
Fortín, Veracruz.— En una espiral de enriquecimiento vertiginoso, el actual alcalde de Fortín de las Flores, Gerardo Rosales Victoria, ha pasado de llegar al gobierno sin patrimonio visible a convertirse, junto a su esposa Olga Juárez Rodríguez —titular del DIF municipal— y su hijo Ariel Gerardo Rosales Juárez, en uno de los clanes familiares con más propiedades escrituradas en la región. Todo, presuntamente, con la ayuda de funcionarios clave y mecanismos administrativos opacos que operan dentro del propio Ayuntamiento.

Desde 2021, año en que Rosales asumió la presidencia municipal, se ha consolidado una estructura de adquisiciones de inmuebles bajo una estrategia sistemática de acumulación de terrenos a través de usufructos vitalicios y nuda propiedad, modalidades jurídicas que apuntan al blindaje patrimonial anticipado de sus familiares directos.
Según documentos oficiales, al menos 13 propiedades han sido escrituradas a nombre de su esposa e hijo. Cuatro de ellas ya cuentan con construcciones; el resto son lotes, parcelas y predios estratégicamente ubicados, incluidos algunos en zonas residenciales de alto valor, como el fraccionamiento Campestre en Córdoba.

Escrituras bajo la lupa
Uno de los casos más representativos fue la adquisición en noviembre de 2023 de un predio originalmente de 873 m², vendido por Ma. Sara Velázquez Pérez y Leonardo Miranda Torres. Sin embargo, tras una sospechosa “corrección” catastral, el terreno terminó ampliado a 2,125 m². La maniobra fue facilitada desde Catastro Municipal, donde el responsable, el Lic. David Herrera, ha sido señalado por supuestamente colaborar en la expansión ilícita de terrenos, lo que despierta interrogantes sobre la legalidad de los procedimientos administrativos internos.

La propiedad fue inscrita en la Notaría No. 7 de Córdoba a nombre de Olga Juárez (usufructo vitalicio) y Ariel Gerardo Rosales (nuda propiedad), lo que levanta sospechas sobre un posible esquema de lavado de activos vía patrimonio familiar, una figura común en contextos de corrupción patrimonial.
Otro ejemplo es una parcela ejidal ubicada camino a Villa Unión, adquirida en 2022 por Ariel Gerardo Rosales y Olga Juárez, con una superficie de 1,957 m², registrada en la Notaría No. 19 de Fortín e inscrita bajo el folio 1594 del Registro Público de la Propiedad. ¿Qué papel juega aquí la legalidad ejidal y los procesos de conversión de uso de suelo?

Una maquinaria bien aceitada
Para lograr estas operaciones, se presume que el alcalde ha contado con la colaboración directa del contador José Alfredo Jiménez, actual titular de la Tesorería Municipal, así como de otras figuras clave dentro de la administración local. Todos, según señalamientos públicos, responderían a órdenes verticales del propio alcalde, en un esquema que recuerda prácticas del viejo caciquismo disfrazadas de modernidad institucional.

Rosales Victoria, quien llegó sin propiedades visibles y con un discurso de «cambio y honestidad», se perfila hoy como uno de los funcionarios con mayor acumulación inmobiliaria de Fortín. Su ascenso económico coincide, en tiempos y formas, con el control que ha ejercido sobre las finanzas, catastro y estructuras jurídicas municipales, en una relación simbiótica entre poder político, patrimonio familiar y opacidad legal.
¿Y la fiscalización?
A pesar del volumen y la gravedad de las operaciones detectadas, ninguna autoridad estatal o federal ha iniciado una auditoría o investigación formal. La aparente indiferencia de los órganos de fiscalización y transparencia contribuye al sentimiento de impunidad, mientras el patrimonio del clan Rosales crece en silencio y con sello notarial.

Frente a este panorama, surge una pregunta obligada:
¿Estamos ante un nuevo modelo de saqueo municipal disfrazado de familia ejemplar?
El caso Gerardo Rosales Victoria y familia podría convertirse en uno de los mayores escándalos de enriquecimiento ilícito en la historia reciente de Fortín, si no se detona una investigación pronta, seria e independiente. Porque en Veracruz, la corrupción patrimonial ya no solo se hereda: se escribe con escrituras, complicidades y sellos oficiales.
Redacción Reportaje Veracruzano