No quiero que mis sueños se mueran por culpa de una universidad fantasma: Joven indígena clama apoyo a Rocío Nahle para salvar su carrera en Medicina

Por Redacción Reportaje Veracruzano
Orizaba, Ver., 7 de agosto de 2025
Con la dignidad de quien no pide limosna, sino justicia, Marisol Contreras García, una joven indígena de Ixhuatlancillo, se presentó este miércoles ante la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, para suplicar algo que en teoría ya le correspondía por derecho: la posibilidad de concluir su carrera de Medicina.
Vestida con orgullo en su identidad y cargando los documentos que demuestran su esfuerzo, Marisol acudió a la inauguración de la Ciudad Judicial de Orizaba no como invitada, sino como denunciante. Denunciante de un sistema educativo colapsado, de universidades que prometen y no cumplen, de sueños que se desmoronan bajo la burocracia, el desdén y la negligencia.
El fraude académico del Cetug
Marisol cursó sus estudios en la Universidad Centro de Estudios Tecnológicos y Universitarios del Golfo (Cetug), una institución que, durante cinco años, aseguró a sus estudiantes contar con el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) por parte del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Pero todo era una farsa.
A solo un paso del internado médico —requisito indispensable para titularse— la universidad les informó que no podrían continuar. El motivo: no gestionaron la Opinión Técnica Académica de la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFRHS), lo que los dejó fuera del sistema y sin respaldo oficial.
El Cetug ofreció una “solución”: cambiarse a una universidad privada en Toluca, por la módica cantidad de 60 mil pesos, una cifra imposible para Marisol y decenas de estudiantes más, muchos de ellos provenientes de comunidades indígenas y de escasos recursos.
“Nos prometieron que el título sería avalado por el IPN. Confiamos. Mis padres invirtieron lo poco que tenían porque querían que yo fuera la primera doctora de la familia. Hoy nos quedamos con una deuda, sin título y sin opción”, declaró con lágrimas contenidas.
Nahle escucha… ¿y actúa?
Al finalizar el evento protocolario, y desde la ventanilla de su camioneta en movimiento, la gobernadora Nahle escuchó rápidamente el caso de Marisol. Según testigos, se comprometió a plantearlo directamente con la presidenta Claudia Sheinbaum en su próxima reunión, con el fin de buscar una vía para que el IPN absorba los estudios de Marisol y de otros jóvenes defraudados.
El gesto, aunque bien recibido, deja más preguntas que respuestas. ¿Cuántos estudiantes hay en la misma situación? ¿Quién autorizó el funcionamiento del Cetug sin cumplir los requisitos del CIFRHS? ¿Qué hará el gobierno estatal para sancionar a esta universidad? ¿Cuántas Marisoles más han sido estafadas en silencio?
Más allá del caso Marisol
Este no es un caso aislado. Se trata de una crisis estructural en la educación privada en Veracruz, donde numerosas instituciones operan con opacidad, vendiendo títulos inexistentes y destruyendo futuros.
En una entidad marcada por la desigualdad, donde para muchos jóvenes indígenas estudiar ya es un milagro, estas universidades-fantasma no solo estafan económicamente a las familias: roban esperanzas, frustran trayectorias y perpetúan la marginación.
Hoy Marisol levanta la voz. No sólo por ella, sino por todos los estudiantes que han sido víctimas del abandono institucional. Lo que exige no es un favor, sino el cumplimiento de una obligación del Estado: garantizar educación de calidad, válida, y sin trampas.
Redacción Reportaje Veracruzano